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Sahih Al Bujari 

 

Libro del Tayamum 7

 

Creyentes! Cuando os dispongáis a hacer el salat, lavaos el rostro y los brazos hasta el codo, pasad las manos por la cabeza y lavaos los pies hasta el tobillo. Si estáis enfermos o de viaje, si viene uno de vosotros de hacer sus necesidades, o habéis tenido contacto con mujeres y no encon- tráis agua, recurrid a arena limpia y pasadla por el rostro y por las manos. Dios no quiere impone- ros ninguna carga, sino purificaros y completar Su gracia en vosotros. Quizás, así seáis agrade- cidos (5:6).

 

 

223. ‘Âisha, esposa del Profeta (B y P), dijo: ‘Salimos con el mensajero de Dios (B y P) en uno de sus viajes. Cuando llegamos a Al-Baydâ’, o Dhat ul-ÿaysh, se me cortó (y se perdió) un co- llar. El Mensajero de Dios detuvo la caravana para buscarlo. La gente se detuvo. Sin embargo, no te- nían agua ni había agua en el lugar. La gente fue a Abû Bakr; le dijeron: ‘¿No has visto lo que ‘Âisha causó? Hizo que el Mensajero de Dios y la gente se detengan en un lugar sin agua y sin tener agua con ellos’. Abû Bakr, vino mientras el Mensajero de Dios (B y P) había recostado su cabeza sobre mis piernas y ya se había dormido; dijo: ‘Detuvis- te al Mensajero de Dios (B y P) y a la gente; en un lugar sin agua y ellos no traen agua’. ‘Âisha añadió: ‘Abû Bakr me recriminó; dijo lo que Dios quiso que diga, y me punzaba con su mano en mi cos- tado. No me moví sólo porque el Mensajero de Dios (B y P) estaba apoyado en mi regazo. El Pro- feta (B y P) despertó al amanecer y le faltó agua. Entonces, Dios reveló la aleya del tayammum y la gente realizó el tayammum. Usayd bin Hudayr dijo: ‘¡Esta no es la primera de vuestras bendicio- nes, casa de Abû Bakr!’ ‘Âisha añadió: ‘Luego mo- vimos el camello que yo montaba y allí encontra- mos el collar perdido, debajo de él’.

 

224. Ÿâbir bin ‘Abdullah relató que el Profeta (B y P) dijo: «Se me dieron cinco cosas que no se concedieron a nadie antes de mí:
• Se me hizo victorioso por el temor (de mis enemigos) a la distancia de un mes de camino,
• Se me dio la tierra como lugar de oración y para purificación (tayammun). Cualquiera de mi nación puede ofrecer su oración donde se en- cuentre,
• Se me permitieron los botines de guerra, que no eran permitidos para nadie antes de mí,
• Se me dio el derecho de intercesión (el Día de la Resurrección),
• Los profetas eran enviados exclusivamente a sus pueblos, yo fui enviado a toda la humanidad».

 

II • El residente realiza el tayammum si no encuentra agua (para su ablución) y teme que se pase el tiempo (de la oración)

 

225. Abû Yunaym Al-Ansârí dijo: ‘El Profeta (B y P) venía de la dirección de Bi‘r Yamal. Un hombre lo encontró y lo saludó. El Profeta (B y P) no le devolvió el saludo sino que se dirigió a una pared y se frotó la cara y las manos (con el polvo, hizo el tayammum), después de esto le devolvió el saludo’.
III • Quien hace el tayammum puede soplarse las palmas de sus manos (antes de pasársela por la cara)

 

226. ‘Ammâr bin Yâsir dijo a ‘Umar bin Al- Jattâb: ‘¿No recuerdas cuando tú y yo estábamos de viaje (y estando en Ÿanâba nos llegó la hora de la oración)? Tú no rezaste y yo rodé sobre el pol- vo y luego hice la oración. Luego mencioné esto al Profeta (B y P) y él me dijo: «Te hubiese basta- do con hacer así». Y golpeó con la palma de sus manos el suelo, luego las sopló y se las pasó por la cara y las frotó entre sí’.

 

IV • La tierra limpia es una alternativa para la ablución del musulmán y es un substituto del agua

 

227. ‘Imrân bin Husayn Al-Jusâ‘i dijo: ‘Está- bamos en una expedición con el Profeta (B y P) y marchamos hasta el final de la noche; entonces, paramos y dormimos. No hay nada más dulce que el sueño del viajero al final de la noche; así que fue sólo el calor del sol al día siguiente lo que nos despertó. El primero en despertar fue fulano, luego fulano y luego fulano. ‘Umar bin Al-Jattâb despertó el cuarto. Cuando el Profeta (B y P) dor- mía, no le despertábamos si no se despertaba él, pues no sabemos lo que le está sucediendo mien- tras duerme (la revelación). Cuando ‘Umar des- pertó y vio lo que le pasó a la gente, empezó a gritar el takbîr, pues era un hombre muy estric- to, ‘Umar no dejo de pronunciar el takbîr en voz alta hasta despertar con su voz al Profeta (B y P). Cuando el Profeta (B y P) despertó, todos fue- ron a contarle lo sucedido con ellos . El Profeta (B y P) les dijo: «No hay problema –o «no es problema»– ¡Partamos!». Y partieron, dejando el lugar; cuando habían avanzado cierta distancia, el Profeta (B y P) pidió agua para hacer la ablu- ción. Se hizo el llamado para la oración y la gen- te hizo la oración. Cuando el Profeta (B y P) ter- minó su oración y la gente hizo la oración, notó que había un hombre alejado que no había hecho la oración; le dijo: «¿Qué te impidió fulano que reces con la gente?» El hombre respondió: ‘Estoy en ÿanâba y no hay agua’. Luego el Profeta (B y P) le dijo: «Te basta con la tierra. Hazlo (el tayam- mum)». Luego el Profeta (B y P) mandó seguir la marcha; al tiempo, la gente empezó a quejarse por la sed. Se detuvo y llamo a fulano y a ‘Alî; les dijo: «Id y Procurad agua». Ambos salieron y en- contraron a una mujer sentada sobre un camello entre dos odres de agua. Le dijeron: ‘¿Dónde está el agua?’ Ella respondió: ‘Pasé por el agua ayer a esta misma hora y mi gente está detrás’. Ellos di- jeron: ‘Ven con nosotros entonces’. Ella preguntó: ‘¿Hacia dónde?’ Le dijeron: ‘Hacia el Mensajero de Dios (B y P)’. Ella dijo: ‘¿Aquel al que llaman el sabio?’ Le dijeron: ‘Es el que dices’. Y partieron; al llegar, relataron lo sucedido al Profeta (B y P). El les dijo: «Hacedla bajar de su camello» y pidió un recipiente y vertió un poco de agua de las bocas de los odres de la mujer en el recipiente. Luego cerró las bocas grandes de los odres y abrió las bocas pequeñas. Llamó a la gente para que beban y den de beber a sus animales. La gente dio de beber a sus animales, bebieron y dieron a otros; al final, el Profeta (B y P) dio un recipiente con agua al que estaba en estado de ÿanâba y le dijo: «Ve y vacíatelo sobre tu cuerpo». Mientras tanto, la mu- jer estaba parada viendo lo que se hacía con su agua y ¡Juro por Dios! Cuando le devolvimos sus odres, estos se veían más llenos de lo que estaban al principio. El Profeta (B y P) dijo: «Reunid algo para ella». Así que reunimos un poco de dátiles, harina y sawîq, lo cual sumó una buena merienda que fue envuelta en una tela. La ayudaron a mon- tar el camello y le pusieron los alimentos envuel- tos delante. Entonces, el Profeta (B y P) le dijo: «¿Sabes? No tomamos nada de tu agua; fue Dios quien nos dio de beber». Ella volvió a su gente con bastante retraso. Le dijeron: ‘¿Qué te retuvo fulana?’ Ella respondió: ‘Algo sorprendente. Me encontraron dos hombres y me llevaron ante este hombre al que le dicen ‘el sabeo’ e hizo tal y tal cosa. Y por Dios, es el mejor hechicero entre esto y esto (indicando con su dedo índice y el medio: El cielo y la tierra) o es verdaderamente el Mensajero de Dios’. Después de esto; los musulmanes solían atacar a los paganos alrededor, pero nunca atacaban la aldea de la mujer. Un día, ella dijo a su gente; ‘Pienso que esta gente (los musulmanes) nos dejan en paz intencionalmente. ¿Tenéis, pues, alguna inclinación hacia el Islam?’ Le obedecie- ron y todos abrazaron el Islam.

 

 

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