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El libro de los tiempos de la Salat-10

 


Los tiempos de la salat y sus beneficios

 

325. Abû Mas‘ûd Al-Ansâri dijo que, una vez en Iraq, Al-Mughîra bin Shu‘ba retrasó la ora- ción y él entró y le dijo: ‘¡Mughîra! ¿Qué es esto? ¿No sabes, acaso, que Ÿibrîl (B y P) descendió y rezó (la oración del alba) y el Mensajero de Dios (B y P) rezó con él; luego rezó (el medio día) y el Mensajero de Dios (B y P) rezó; luego rezó (la media tarde) y el Mensajero de Dios (B y P) rezó; luego rezó (el ocaso) y el Mensajero de Dios (B y P) rezó; luego rezó (la noche) y el Mensajero de Dios (B y P) rezó; luego dijo: «Así se me orde- nó»?’

 

II • El salat es expiación (del pecado)

326. Hudhayfa relató: Una vez, estábamos sentados con ‘Umar y él dijo: ‘¿Quién de voso-

tros recuerda las palabras del Mensajero de Dios (B y P) sobre la fitna ?’ Yo dije: ‘Yo. Tal y como las

dijo.’ El dijo: ‘Realmente eres osado’. Dije: ‘La fitna del hombre por su esposa, su fortuna, sus hijos y su vecino es expiada por la oración, el ayuno, la limosna, la prédica del bien y la prohibición del mal’. ‘Umar dijo: ‘No es eso lo que quiero, si no que es aquella fitna que avanza como avanzan las olas del mar’. Yo dije: ‘No temas de ella nada malo, Emir de los creyentes. Hay una puerta cerrada en- tre tú y ella’. ‘Umar dijo: ‘¿Se romperá o se abrirá (la puerta)?’ dije: ‘Se romperá’. El dijo: ‘Entonces no se cerrará nunca más’. Se me preguntó: ‘¿Co- nocía ‘Umar la puerta?’ dije: ‘Si, como que des- pués del día viene la noche. Yo le relaté un hadiz sin errores.’ Se me preguntó: ‘¿Quién es la puerta?’ Dije: ‘ ‘Umar’.

327. Ibn Mas‘ûd relató: ‘Un hombre besó a una mujer de forma ilícita; luego fue ante el Profeta (B y P) y le informó de ello. Entonces Dios reveló: Haz el salat en las dos horas extremas del día y en las primeras de la noche. Las buenas obras di- sipan las malas. Esta es una amonestación para los que recuerdan (11: 114). El hombre pregun- tó al Mensajero de Dios (B y P): ‘¿Esta orden es para mí solamente?’ El respondió: «Es para toda mi nación».

328. En otro relató de Ibn Mas‘ûd dice: «Es para todos los que hayan hecho algo así de mi na- ción».

 

III • El beneficio de hacer el salat a su tiempo

329. Ibn Mas‘ûd dijo: ‘Pregunté al Profeta (B y P): ‘¿Cuál es la obra más querida para Dios?’ Dijo: «La oración en su tiempo» Dije: ‘¿Luego cuál?’ Dijo: «El buen trato con los padres» Dije: ‘¿Luego cuál?’ Dijo: «La lucha por la causa de Dios»’. Ibn Mas‘ûd añadió: ‘Me las dijo el mismo Mensajero de Dios (B y P) y si yo le hubiese pre- guntado más me hubiera dicho más’.

 

IV • Las cinco oraciones son expiación (de los pecados)

330. Abû Huraira relató que oyó al Mensajero de Dios (B y P) decir: «¿Qué os parece si uno de vosotros tuviese un río frente a su puerta y se lava en él cinco veces al día? ¿Qué decís? ¿Quedará al- gún rastro de suciedad en él?» Dijeron: ‘No que- daría rastro alguno de suciedad en él’. Dijo: «Así también son las cinco oraciones; Dios borra con ellas los pecados».

 

V• Quien reza está hablando con su Señor en privado

331. Anas relató que el Profeta (B y P) dijo: «Realizad apropiadamente el suÿûd (la prosterna- ción del salat). Y no apoyéis vuestros antebrazos hasta los codos como los perros. Y si queréis es- cupir no escupáis hacia el frente ni hacia la dere- cha, pues estáis hablando con vuestro Señor en privado».

 

VI • Retrasar un poco la oración del medio día hasta que disminuya el calor excesivo

332. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «Si el calor se hace intenso retrasad la ora- ción del medio día (salât ul-dhuhur) hasta que re- fresque el aire, pues el calor intenso es la exhala- ción del Infierno. El fuego se quejó ante su Señor diciendo: ‘¡Señor! Mis partes se están comiendo unas a otras’. Entonces le permitió que haga dos exhalaciones; una exhalación en invierno y otra en verano; es entonces que sentís el calor más in- tenso y el frío más severo».

333. Abû Dharr Al-Ghafâri dijo: ‘Estábamos con el Profeta (B y P) en un viaje y el muecín qui- so hacer el Adhân para la oración del mediodía. El Profeta (B y P) le dijo: «Espera hasta que re- fresque». Luego, quiso llamar nuevamente y el Profeta (B y P) le dijo: «Espera hasta que refres- que». Así fue hasta que vimos la sombra de las du- nas. Luego el Profeta (B y P) dijo: «La intensidad del calor es una exhalación del infierno. Si el calor se hace intenso postergad la oración hasta que re- fresque un poco el aire».

 

VII • El tiempo del salat del medio- día se inicia cuando el sol empieza a declinar al mediodía

334. Anas relató que el Mensajero de Dios (B y P) salió cuando el sol empezó su declinación y rezó el dhuhur. Luego, se subió al púlpito y men- cionó la Hora (del Juicio Final). Mencionó que en su momento sucederán tremendos eventos. Lue- go dijo: «Quien quiera preguntar sobre algo que lo haga, pues os informaré sobre todo lo que me preguntéis mientras esté en este lugar». La gente empezó a llorar profusamente y él siguió dicien- do: «Preguntadme». Se levantó ‘Abdullah bin Hu- dhâfa Al-Sahmi y dijo: ‘¿Quién es mi padre?’ Le dijo: «Tu padre es Hudhâfa».

El Profeta (B y P) seguía diciendo: «Pregun- tadme». ‘Umar se arrodilló ante él y dijo: ‘Esta- mos complacidos con Dios como Señor, con el Islam como religión y con Muhammad como Profeta’. Y calló; luego dijo: «Se me acaba de mos- trar el Paraíso y el Infierno en esta pared. Nunca he visto algo tan bueno y algo tan malo».

Parte de este hadiz ya fue citada en el Libro de la Sabiduría del relató de Abû Mûsâ; sin embargo en este nuevo relató hay algunas adiciones y dife- rencias de expresión.

335. Abû Minhal relató que Abû Barza dijo: ‘El Profeta (B y P) rezaba la oración del alba cuan- do uno podía reconocer a quien estaba sentado a su lado. Solía recitar entre sesenta y cien (aleyas del Corán). Y rezaba Al-Dhuhur cuando empeza- ba a declinar el sol al medio día. Y el ‘asr lo reza- ba cuando cualquiera de nosotros aún podía ir a la parte más lejana de Medina y volver con el sol aún caliente. (El narrador olvidó qué dijo sobre el ocaso) y no se molestaba si atrasaba el ‘ishâ’ hasta un tercio de la noche o la media noche’.

 

VIII • Postergar al dhuhur hasta el tiempo del ‘asr

336. Ibn ‘Abbâs relató que el Profeta (B y P) rezó en Medina ocho rak‘ât y siete rak‘ât: El dhu- hur con el ‘asr y el magrib con el ‘ishâ’.

IX • El tiempo de la oración del ‘asr

337. Hace poco mencionamos el hadiz de Abû Barza sobre las oraciones, en esta versión dice so- bre el salat del ‘ishâ’: ‘Le disgustaba dormir antes (de esta oración) y hablar después de ella.’

338. Anas ibn Mâlik dijo: Solíamos rezar el ‘asr en una hora tal que un hombre podía salir después hasta los Banu ‘Amrû bin ‘Awf y los en- contraba aún rezando el ‘asr’.

339. Anas ibn Mâlik dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) solía hacer el salat del ‘asr cuando el sol estaba aún alto y caliente; si alguien fuese a las afueras de Medina encontraría el sol aún alto al llegar allí. Algunas de las afueras de Medina esta- ban a cerca de cuatro millas de la ciudad.’

 

X• Quien pierde la oración del ‘asr (intencionalmente)

340. Ibn ‘Umar relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Quien deja pasar la oración del ‘asr (sin rezarla intencionalmente) es como si hubiese perdido su familia y su fortuna».

 

XI • Quien abandona la oración del ‘asr

341. Burayda relató que dijo en un día nu- blado: ‘Rezad la oración del ‘asr temprano pues el Profeta (B y P) dijo: «Quien abandona la ora- ción de la tarde tendrá todas sus (buenas) obras perdidas»’.

 

XII • La superioridad de la oración del ‘asr

342. Ÿarîr relató: ‘Estábamos con el Profeta (ByP); él miró a la luna en una noche de luna llena y dijo: «Ciertamente, veréis a vuestro se- ñor como veis esta luna llena y no tendréis difi- cultad alguna en verlo. Si podéis evitar perderos la oración antes del amanecer y la oración antes del ocaso, hacedlo». Luego recitó: ¡Ten paciencia, pues, con lo que dicen y celebra las alabanzas de tu Señor antes de la salida del sol y de su puesta! (50: 39).

343. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Hay ángeles que llegan suce- sivamente a vosotros durante el día y durante la noche; todos se reúnen durante la oración del faÿr y durante la oración del ‘asr. Aquellos que pasaron la noche con vosotros ascienden (al cielo) y Dios les pregunta, a pesar de que El sabe todo sobre vosotros: ‘¿Cómo habéis dejado a mis siervos?’ Y (los ángeles) dicen: ‘Cuando los dejamos rezaban y cuando llegamos a ellos rezaban’».

 

XIII • Quien alcanza a rezar una rak‘a del ‘asr antes del ocaso

344/345. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que oyó al Mensajero de Dios (B y P) decir: «Vuestro tiempo, en comparación a las naciones anteriores a voso- tros, es como el tiempo entre la oración del ‘asr y el ocaso del sol. La gente de la Torá (los israelitas) recibieron un kilate (de recompensa) cada uno. Luego la gente del Evangelio (los primeros cristia- nos) recibió el Evangelio; obraron según él hasta la oración del ‘asr y quedaron exhaustos; recibie- ron un kilate (de recompensa) cada uno. Luego, recibimos el Corán y obramos según él hasta el ocaso, y se nos dio dos kilates (de recompensa) a cada uno. La gente de las dos escrituras (sagradas anteriores) dijo: ‘¡Oh Señor nuestro! Diste a es- tos dos kilates a cada uno y a nosotros uno solo a cada uno a pesar de que nosotros obramos más que ellos’. Dios les dijo: ¿Se os ha tratado injus- tamente en vuestras recompensas? Dijeron: ‘No’. Dios dijo: Esta es Mi Gracia y se la concedo a quien quiera».

 

XIV • El tiempo de la oración del ocaso (salât ul-magrib)

346. Râfi‘ bin Jadîÿÿ relató: ‘Solíamos rezar la oración del magrib con el Profeta (B y P) y, después de terminarla, uno de nosotros podía salir y ver un punto tan lejano como el lugar donde llega una flecha lanzada por un arco’.

347. Ÿâbir bin ‘Abdullah relató: ‘El Profeta (B y P) solía rezar Al-dhuhur al medio día, el ‘asr cuando el sol aún estaba brillante, el magrib des- pués del ocaso y el ‘ishâ’ en un tiempo variable. Cuando él veía a la gente reunida (para el ‘Isha’) realizaba la oración más temprano; y si la gente se atrasaba, el atrasaba la oración. Y ellos –o el Profeta (B y P)– solían rezar el faÿr cuando aún estaba oscuro’.

 

XV • Quien detesta llamar isha’ a la oración del magrib

348. ‘Abdullah Al-Muzani relató que el Profeta (B y P) dijo: «Que no os influencien los beduinos en el nombre de vuestra oración del magrib. Ellos la llaman ‘ishâ’».

 

XVI • Virtudes de la oración del ‘ishâ’

349. ‘Âisha relató: ‘Una vez, cuando el Islam aún no se había extendido, el Mensajero de Dios (B y P) retrasó la oración del ‘ishâ’. El Profeta (B y P) no salió hasta que ‘Umar le informó que las mujeres y los niños se habían dormido. Enton- ces, él salió y dijo a la gente esperando en la mez- quita: «Nadie de la tierra la espera (la oración del ‘ishâ’) excepto vosotros»’.

350. Abû Mûsâ dijo: ‘Yo y mis compañeros, los que vinieron conmigo en el barco, nos estableci- mos en un lugar llamado Baqîl Buthân mientras el Profeta (B y P) estaba en Medina. Uno de noso- tros solía ir, por turnos, con el Profeta (B y P) al tiempo del salat del ‘ishâ’. Una vez, yo y mis com- pañeros fuimos a ver al Profeta (B y P). El estaba ocupado con sus asuntos, así que la oración del ‘ishâ’ se postergó hasta la medianoche. Entonces, el Profeta (B y P) salió y dirigió a la gente en la oración. Después de terminar la oración se diri- gió a los presentes así: «Sed pacientes, no os mar- chéis, recibid las buenas nuevas. Una bendición de Dios sobre vosotros es que nadie de la humanidad hace la oración a esta hora excepto vosotros –o dijo «ha realizado la oración a esta hora»–’. Abû Mûsâ añadió: ‘Así pues, nos alegramos por lo que oímos de boca del Mensajero de Dios (B y P)’.

 

XVII • Dormir antes del ‘ishâ’ si a uno lo vence el sueño

351. ‘Âisha relató el hadiz donde el Profeta (B y P) había atrasado el salat del ‘ishâ’ y ‘Umar lo llamó. Aquí hay una adición a ese relato: ‘Âis- ha agregó: ‘El Profeta (B y P) solía rezarlo entre la desaparición del tono rojizo del anochecer y el final del primer tercio de la noche’. Y en la versión de Ibn ‘Abbâs, dice: ‘El Profeta (B y P) salió, aún me parece verlo, con el agua goteando de su cabe- za y su mano sobre ella; luego dijo: «Si no lo con- siderase difícil para mis seguidores, les ordenaría que lo recen a esta hora»’.

352. Ibn ‘Abbâs fue consultado de cómo el Pro- feta (B y P) tenía su mano sobre su cabeza (conti- nuación del hadiz 351). ‘Atâ (uno de los transmi- sores de la cadena) lo mostró: Separó un poco sus dedos y puso las puntas a un lado de su cabeza; luego fue bajando sus dedos hasta que el pulgar tocó el lóbulo de la oreja al lado de la sien y la bar- ba. No lo hizo más despacio ni más rápido sino que lo hizo así.

 

XVIII • El tiempo de salât ul-‘ishâ’ es hasta la medianoche

353. Anas relató: ‘Una vez, el Profeta (B y P) atrasó la oración del ‘ishâ’ hasta la medianoche...’ y añadió: ‘Aún me parece estar viendo la blancura de su anillo aquella noche’.

XIX • Virtud de la oración del alba (salat ul-faÿr)

354. Abû Mûsâ relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Quien reza las dos (oraciones) frescas (el ‘asr y el faÿr) entrará al Paraíso».

 

XX • El tiempo del faÿr

355. Anas dijo: Zayd bin Zâbit me relató que comieron el sahûr con el Profeta (B y P) y luego se levantaron para la oración (del faÿr). Yo pre- gunté: ‘¿Cuánto tiempo hubo entre ambas (accio- nes)?’ El respondió: ‘El intervalo entre ambas (ac- ciones) sería lo suficiente para recitar cincuenta o sesenta aleyas’.

356. Sahl bin Sa‘d relató: ‘Solía compartir el sahûr con mi familia y luego tenía que apresurar- me para alcanzar el salat del faÿr con el Mensajero de Dios (B y P)’.

 

XXI • La oración despues del alba y antes de la salida del sol

357. Ibn ‘Abbâs relató: ‘Varios hombres piado- sos y correctos, entre ellos el más piadoso y co- rrecto de ellos: ‘Umar, me atestiguaron que el Pro- feta (B y P) prohibió la oración después de salat ul-faÿr hasta que sale el sol; y después de salat ul- ‘asr hasta que se pone’.

358. Ibn ‘Umar dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «No hagáis vuestras oraciones al salir el sol ni al ponerse»’.

359. Ibn ‘Umar dijo: ‘El Mensajero de Dios (b y P) dijo: «Si el borde del sol surge en el horizonte atrasad la oración hasta que esté alto; y si el bor- de del sol desaparece, atrasad la oración hasta que éste se ponga completamente»’.

360. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) prohibió dos ventas y dos vestiduras (hadiz anterior). En esta versión añade: ‘Y prohi- bió dos oraciones: Prohibió la oración después de salat ul-faÿr hasta que sale el sol y después de salat ul-‘asr hasta que el sol se pone’.

 

XXII • No se debe procurar hacer el salat justo antes del ocaso

361. Mu‘âwiya dijo: ‘Estáis rezando una ora- ción que, en todo lo que acompañamos al Men- sajero de Dios (B y P) no lo vimos hacerla y, cier- tamente, la prohibió’ (en referencia a dos rak‘ât después de salat ul-‘asr).

 

XXIII • Rezar oraciones perdidas o similares despues del ‘asr

362. ‘Âisha relató: ‘¡Por Dios que se lo llevó! (al Profeta (B y P)). Nunca dejó de hacerlas hasta que se encontró con Dios; y ya en ese momen- to la oración se le dificultaba pues rezaba muchas veces sentado –se refería a las dos rak‘ât después del ‘asr–. El solía rezarlas en la casa y nunca las hacía en la mezquita por temor a dificultar las co- sas para su gente, pues le gustaba facilitarles las cosas’.

363. ‘Âisha relató: ‘El Mensajero de Dios (B y P) nunca se perdió, en público o en privado, las dos rak‘ât antes del salat del faÿr y las dos rak‘ât después del ‘asr’.

 

XXIV • El llamado (adhân) para el sa- lat despues de que ha pasado el tiempo prescrito

364. Abû Qatâda dijo: ‘Viajábamos con el Pro- feta (B y P) una noche cuando algunos hombres dijeron: ‘¡Mensajero de Dios! Quisiéramos que todos nos detengamos para descansar’. El dijo: «Temo que os durmáis (y no despertéis) para el faÿr». Bilâl dijo: ‘Yo os despertaré’. Así es que todos se durmieron y Bilâl se recostó contra su montura y también lo venció el sueño. El Profeta (B y P) se despertó y vio que una parte del sol ya sobresalía visiblemente; dijo: «¡Bilâl! ¿Dónde está lo que dijiste?» Bilâl dijo: ‘Nunca me había venido un sueño como éste’. El Profeta (B y P) dijo: «Dios toma vuestras almas cuando quiere y las devuel- ve cuando quiere. ¡Bilâl! Levántate y pronuncia el llamado para la oración». El Profeta (B y P) rea- lizó la ablución y cuando el sol estuvo alto y bri- llante realizó la oración (del faÿr).

 

XXV • Quien dirige a la gente en la oración en grupo después de pasado el tiempo

365. Ÿâbir bin ‘Abdullah relató: ‘El día del foso (yawm al-jandaq) llegó ‘Umar ibn Al-Jattâb mal- diciendo a los idólatras después de la puesta del sol y dijo: ‘¡Mensajero de Dios! ¡No pude hacer la oración del ‘asr hasta que el sol se puso!’ El Profe- ta (B y P) dijo: «¡Por Dios! ¡Yo tampoco la hice!». Así que nos dirigimos a Buthân; el Profeta (B y P) hizo la ablución para el salat y nosotros también, y rezó el ‘asr después de que se puso el sol; des- pués rezó el magrib’.

 

XXVI • Quien olvida una oración debe rezarla cuando la recuerde

366. Anas Ibn Mâlik relató que el Profeta (B y P) dijo: «Quien olvide una oración deberá rezarla cuando la recuerde. No hay expiación al- guna más que rezar la misma oración». Luego re- citó: Yo soy, ciertamente, Dios. No hay más Dios que Yo. ¡Sírveme, pues, y haz la oración para re- cordarme! (20: 14)

 

XXVII

367. Anas relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Se os considera en la oración mien- tras estéis esperando la oración».

 

XXVIII

368. Este es un hadiz similar al Nro. 96. Sin embargo, en esta versión Ibn ‘Umar relató que el Profeta (B y P) dijo: «Nadie presente sobre la faz de la tierra esta noche estará vivo cien años después de esta noche». Quiso decir: ‘Cuando (la gente de) ese siglo haya muerto’ .

369. ‘Abdu Rahmân bin Abi Bakr relató: ‘La gente de Al-suffa era gente pobre; el Profeta (B y P) dijo: «Quien tenga comida para dos per- sonas debe alimentar a un tercero de entre ellos y quien tenga comida para cuatro personas debe alimentar a uno o dos de ellos». Abû Bakr se en- cargó de alimentar a tres hombres y el Profeta (B y P) tomó a diez de ellos. Mi padre, mi madre y yo estábamos en la casa –uno de los narrado- res duda si Abdu Rahmân dijo: Mi esposa y mi sirviente nos atendían a ambos; a mi casa y a la casa de Abû Bakr– Abû Bakr cenó con el Profeta (B y P) y se quedó allí hasta que hicieron la ora- ción del ‘ishâ. Después del ‘ishâ’ se quedó en casa del Profeta (B y P) hasta que él comió su cena, en- tonces volvió a su casa después de que gran parte de la noche había pasado. La esposa de Abû Bakr le dijo: ‘¿Qué te retuvo para que no atiendas a tus huéspedes?’ – o dijo: ‘¿Tu huésped?’ –. El dijo: ‘¿Aún no les habéis servido la cena?’ Ella dijo: ‘Se rehusaron a comer hasta que tu llegues, a pesar de que les ofrecimos’. Yo fui a esconderme; Abû Bakr dijo, llamándome: ‘¡Ghunzar!’ (una fuerte impre- cación) luego me imprecó y me golpeó; luego nos dijo: ‘¡Comed! ¡Que no os dé satisfacción!’ Enton- ces se sirvió la cena y Abû Bakr juró no probar esa comida nunca más. Y ¡Por Dios! Por cada por- ción de comida que tomábamos surgía más por debajo. Todos comimos hasta satisfacernos y la comida era más que cuando se sirvió. Abû Bakr la miró y vio que estaba tal como cuando se la sirvió o más aún. Se dirigió a su esposa diciendo: ‘¡Her- mana de Banu Firâs! ¿Qué es esto?’ Ella dijo: ‘¡Oh placer de mis ojos! ¡La comida es ahora tres veces más de lo que era antes de servirla!’

Abû Bakr comió de ella y dijo: ‘El juramento que hice –de comerla– era de Satán’. Luego tomó un bocado de ella y el resto se lo llevó al Profe- ta (B y P) y se quedó allí. Teníamos un armisticio con una tribu y el armisticio se terminó; así que el Profeta (B y P) nos dividió en doce destacamen- tos, cada uno bajo el mando de un hombre. Dios sabe bien cuántos hombres habría bajo el mando de cada líder. Y todos los destacamentos comie- ron de esa comida –algo así–’

 

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