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PARTE III

TERMINOLOGÍA DEL HADIZ

LECCIÓN 9

LAS CATEGORÍAS DEL HADIZ

           Un hadiz puede gozar de admisión generalizada entre los musulmanes y ser aceptado (maqbûl), y es al que se denomina hadiz correctoválidosano o auténtico (sahîh), o rechazado (mardûd), que es el que recibe el nombre de débil (da‘îf). Esta es la división natural en cuyas dos categorías quedan incluidos muchos subtipos cuya validez(sihha) o debilidad (du‘f) varía en gradación en función de las circunstancias de sus trasmisores (ruwât) o la de los textos (mutûn). Es decir, tras el estudio pormenorizado de la calidad de los trasmisores y del texto, se determina en qué categoría debe ser clasificado un hadiz.

          No obstante, los muhaddizûn (los expertos en ciencias del hadiz) han convenido una división tripartita que tradicionalmente se ha preferido a la anterior. Para ellos, un hadiz es auténtico (sahîh), bueno (hásan) o débil (da‘îf). Según esto, el hadiz hásan es de menor calidad que el hadiz sahîh pero mejor que el hadiz da‘îf, y, en cualquier caso, de acuerdo al Imâm Ahmad ibn Hánbal, el hásan debe ser tenido en cuenta a la hora de tomar decisiones y actuar, siendo preferible al criterio de analogía (qiyâs) que se emplea para deducir juicios nuevos en materia de práctica del Islam (Fiqh).

          El término hásan apareció cuando los expertos se dieron cuenta de que en las obras de al-Bujârî y Múslim hay hadices cuyos trasmisores no eran excesivamente rigurosos pero que nunca fueron acusados de embusteros. Los recopiladores los habían recogido también, a pesar de la severidad de sus criterios, porque otros hadices auténticos los corroboraban, alzándolos a la categoría de aceptables. Esos hadices buenos y válidos, aunque carentes de todas las condiciones de los auténticos si bien avalados por ellos, recibieron la denominación de hásan, con la que se les distinguía de los que cumplían con todos los requisitos.

          Hay otro término -mawdû‘- que se emplea para designar dichos atribuidos falsamente al Profeta (o a sus Compañeros o a los Seguidores de estos últimos). Se trata de invenciones que no pueden ser considerados hadices. Por tanto, la expresión hadices mawdû‘ (hadices falsos) es incorrecta, pues ningún mawdû‘ es realmente un hadiz (la frase hadîz mawdû‘ se emplea, pues, metafóricamente). Cuando se demuestra el wad, es decir, la falsedad de un hadiz, deja de ser considerado tal para convertirse en una expresión que no debe volver a atribuirse al Profeta (s.a.s.) ni ser citado como hadiz suyo.

          Hay una gran diferencia entre un hadiz da‘îf (débil) y un mawdû‘. Un hadiz da‘îf es, simplemente, sospechoso o que no cuenta con las suficientes garantías, y queda en suspenso, no debiendo ser tomado en consideración a menos que otros hadices ‘más fuertes’ lo acrediten, mientras que un mawdû‘ es rechazado frontalmente al tratarse de una invención.

          Cada una de las tres categorías de hadiz (sahîhhásan y da‘îf) incluye una gran variedad de tipos. Hay tipos que son puramente sahîhhásan o da‘îf, y tipos compartidos entre el sahîh y el hásan y tipos compartidos entre el sahîh, el hásan y el da‘îf. Para designar cada uno de estos tipos, los muhaddazûn ingeniaron una larga y compleja serie de términos técnicos (mustalah) capaces de resumir sus características. Cada uno de esos tipos (naw‘) es considerado en sí una ciencia (‘ilm), tal como dijo al-Hâçimi: “La ciencia del hadiz incluye muchos tipos, que alcanzan el número de cien. Cada tipo es, en sí, una ciencia independiente. Si alguien dedicara a ello su vida, no tendría tiempo para alcanzar toda su profundidad”.

Otra autoridad en la materia, Ibn as-Salâh, escribió un libro (‘Ulûm al-Hadîz), en el que analizó sesenta y seis de esos tipos, tras lo cual anotó: “Esto no es todo lo que se puede decir sobre el asunto, pues es posible una clasificación infinita. No hay manera de censar las circunstancias y cualidades de los trasmisores ni los de los textos del hadiz”. Pero Ibn Kazîr, al resumir la obra de Ibn as-Salâh, observó que era posible una sistematización que ofreciera visiones de conjunto sin necesidad de excesivas parcelaciones. Criticó a Ibn as-Salâh considerando que se perdía en los detalles. Seguiremos en buena medida las observaciones de Ibn Kazîr, aunque sus clasificaciones tampoco están libres de defectos. También seguiremos al ‘allâma Ŷamâl ad-Dîn al-Qâsimî, quien, en su libro Qawâ‘id at-Tahdîz, es seguramente el autor que ha aplicado con más rigor la lógica a esta ciencia de la clasificación del hadiz.

 

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