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Sahih Al Bujari 

 

El libro Revelación 1

 

1. ‘Umar Ibn Al-Jattâb dijo: ‘Oí al Mensajero de Dios (B y P) decir: «Las obras son según las in- tenciones y cada persona será recompensada se- gún su intención. Así pues; quien haya emigrado por algún beneficio mundanal o por casarse con una mujer, su emigración será para lo que él quiso»’ .

2. ‘Âisha relató que Al-Hâriz bin Hishâm pre- guntó: ‘¡Oh Mensajero de Dios! ¿Cómo te llega la revelación divina?’ y el Mensajero de Dios (B y P) respondió: «A veces la revelación me llega como el tintineo de una campana y esta es la forma más dura de revelación. Este estado termina cuando he asimilado la revelación. Otras veces el ángel viene a mí con forma humana y yo asimilo todo lo que me dice». ‘Âisha añadió: ‘En verdad, le he visto recibiendo la revelación y noté que, en un día muy frío, corría el sudor por su frente después de terminar la revelación’.

 

Aisha, Madre de lo creyentes, relató: ‘Al principio, la Revelación divina se manifestaba en el Mensajero de Dios (B y P) en forma de sueños piadosos y veraces mientras dormía. Estos sue- ños le llegaban como la brillante luz del día y se le inspiró el amor al retiro y al aislamiento. Solía recluirse en la cueva de Hirâ y adorar al Dios Úni- co durante varias noches antes de volver con su familia. Solía llevar con él su sustento para cada retiro y volvía con su esposa Jadîÿa para abaste- cerse nuevamente. Así lo hizo hasta que le llegó la Verdad en la cueva de Hirá; el ángel llegó a él y le dijo: ‘¡Lee!’ y él respondió: «No sé leer». El Pro- feta (B y P) relató: «Luego me sujetó con fuerza y me apretó tan fuerte que pensé no poder resistir más. Luego me soltó y me dijo que lea. Yo repli- qué: ‘No sé leer’. Entonces me sujetó nuevamente y me apretó tan fuerte que pensé no poder resis- tirlo más. Luego me soltó y me pidió nuevamente que lea. Respondí: ‘No sé leer’. Entonces, me su- jetó por tercera vez y al soltarme me dijo: ¡Lee! En el nombre de tu Señor que todo lo creó. Creó al hombre de algo que pende. ¡Lee! Tu Señor es el más generoso (96:1-3)». El mensajero de Dios (B y P) retornó con su corazón latiendo acelera- damente. Al llegar y ver a Jadîÿa bint Juwaylid le dijo: «¡Temo que me suceda algo!» Jadîÿa le res- pondió. ‘¡Claro que no! ¡Por Dios! Tú mantienes buenas relaciones con tus parientes, ayudas a los pobres y miserables, atiendes generosamente a tus invitados y asistes a quien se lo merece de en- tre los azotados por la desgracia’.
Jadîÿa salió con Muhammad (B y P), se diri- gieron a ver a Waraqa bin Nawfal bin Asad bin ‘Abd Al-‘Uzza, quien durante la Ÿahiliya se hizo cristiano y solía escribir en hebreo. Escribió el Evangelio en hebreo tanto como Dios se lo per- mitió. Era ya un anciano y había perdido la vista. Jadîÿa le dijo: ‘¡Primo! Escucha lo que te relatará tu sobrino’. Waraqa preguntó: ‘¿Qué has visto so- brino?’ y el Mensajero de Dios (B y P) le describió todo lo que había visto. Waraqa dijo. ‘Este es el mismo Espíritu que Dios reveló a Mûsâ ¡Cómo quisiera ser joven aún y estar vivo cuando tu pue- blo te expulse!’ El Mensajero de Dios (B y P) le dijo: «¿Me expulsarán acaso?» El asintió con la cabeza y dijo: ‘Todos los que se presentaron con lo mismo que tú traes fueron tratados con hostili- dad. Si estoy vivo hasta ese día, te apoyaré con to- das mis fuerzas’. Waraqa murió unos días después y la revelación también se detuvo por un tiempo.

4. Ÿâbir bin ‘Abdullah Al-Dusarî relató, mientras narraba sobre el período en que se detuvo la Revelación, que el Profeta (B y P) dijo: «Mientras caminaba, escuché de pronto una voz del cielo. Levanté mi vista y vi al mismo ángel que me visi- tó en la cueva de Hirâ sentado en un asiento entre el cielo y la tierra. Esto me asustó; volví a mi casa y dije: ‘¡Arropadme! ¡Arropadme!’ Entonces Dios reveló los versos que dicen: ¡Tú, el envuelto en un manto! ¡Levántate y advierte! A tu Señor, ¡en- sálzale! Tu ropa, ¡Purifícala! La abominación, ¡huye de ella! (74:1-5). Luego de esto, la Revela- ción se hizo más fuerte y comenzó a presentarse en forma frecuente y sucesiva».
5. Ibn ‘Abbâs explica las palabras de Dios ¡No muevas la lengua al recitarlo para precipitarla! (75:16) Y dijo: ‘El Mensajero de Dios solía sopor- tar la Revelación con mucha tensión y dureza; so-lía mover sus labios rápidamente (acompañándo- la)’. Ibn ‘Abbâs movió sus labios y dijo: ‘Os estoy moviendo los labios como lo hacía el Mensajero de Dios (B y P). Así que Dios reveló No muevas la lengua al recitarlo para precipitarla! (75:16) Y Y, cuando lo recitemos, ¡sigue la recitación! Luego, a Nosotros nos toca explicarlo (75:18-19). Después de esto, el Mensajero de Dios (B y P) solía escuchar a Ÿibrîl (El Arcángel Gabriel (P)) cuando venía y, después de que partía, solía reci- tar como lo había recitado Ÿibrîl (P)’.

6. Ibn ‘Abbâs relató que el Mensajero de Dios (B y P) era la persona más generosa y que solía llegar al máximo de su generosidad en el mes de Ramadán cuando Ÿibrîl lo visitaba. Ÿibrîl solía vi- sitarlo todas las noches de Ramadán para ense- ñarle el Corán. El Mensajero de Dios (B y P) era la persona más generosa, aún más generoso que los bondadosos vientos que traen buenas nuevas (la lluvia) en su voluntad y predisposición hacia el bien.

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