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XII • La superioridad de quien obtiene el conocimiento (del Islam) y lo enseña a otros
70. Abû Mûsâ relató que el Profeta (B y P) dijo: «La guía y la sabiduría que Dios envió con- migo es como una lluvia abundante que cae a la tierra. Parte de esta tierra es fértil y absorbe el agua y produce vegetación y pastos en abundan- cia. Otra parte es dura y conserva el agua, con- teniéndola para beneficio de la gente, que la usa para beber, para sus animales y para riego de los cultivos. Otra porción de la tierra alcanzada era tan estéril que no contuvo el agua ni produjo ve- getación. (El primero) es el caso de la persona que comprende la religión de Dios y se beneficia de lo que Dios reveló a través de mi, lo aprende y lo en- seña. Y la persona que no se interesa ni acepta la Guía de Dios que reveló a través de mi (es como la tierra estéril)».

 

XIII • La desaparición del conocimiento (religioso) y la difusion de la ignorancia
71. Anas dijo. El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Entre las señales de la Hora (del Juicio Fi- nal) está:
• La desaparición de la sabiduría (con la muer- te de los sabios piadosos),
• La difusión de la ignorancia (religiosa),
• El consumo de bebidas alcohólicas en gran escala,
• La práctica de la fornicación será extendida y abierta».
72. Anas, también, relató: ‘Os voy a relatar un hadiz que nadie después de mi os relatará: Oí al Mensajero de Dios (B y P) decir: «Entre las seña- les de la Hora está:
• La disminución de la sabiduría, • La difusión de la ignorancia, • La fornicación abierta y extendida,
• Aumentarán las mujeres y los hombres dis- minuirán; de manera que un solo hombre velará por cincuenta mujeres».

 

XIV • Superioridad de la sabiduria religiosa
73. Ibn ‘Umar relató: Oí al Mensajero de Dios decir: «Durante mi sueño, vi que me traían una copa de leche; bebí (de ella) hasta que me pareció ver leche saliendo bajo mis uñas. Luego di el resto (de la copa) a ‘Umar bin Al-Jattâb». Le pregun- taron: ‘¿Cómo lo interpretas Mensajero de Dios?’ Dijo: «Es el conocimiento de la religión».

 

XV • Emitir una fatwa estando so- bre un animal u otra cosa
74. ‘Abdullah bin ‘Amrû bin Al‘As relató que el Profeta (B y P) se detuvo en Mina durante la Peregrinación de la Despedida para responder a las preguntas de la gente. Un hombre vino y dijo: ‘Por olvido me hice rasurar la cabeza antes de sa- crificar la ofrenda. El Profeta le dijo: «Has tu sa- crificio no hay problema». Luego vino otro y dijo: ‘Por olvido sacrifiqué al camello antes de lanzar las piedras (sobre las ÿamarât)’. El Profeta (B y P) le dijo: «Lanza ahora; no hay problema». Y a to- dos los que le preguntaron sobre algún rito ade- lantado o retrasado (de los ritos en Mina durante la Peregrinación) les dijo: «Hazlo ahora: No hay problema».

 

XVI • Quien da una fatwa señalando con la cabeza o con la mano
75. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «El conocimiento (de la religión) se irá per- diendo (con la muerte de los eruditos). La igno- rancia y las atribulaciones surgirán; aumentará la confusión y el desorden». Alguien dijo: ‘¿Qué significa el desorden Mensajero de Dios?’ El respondió mordiendo su mano, indicando: «MUERTE».
76. Asmá bint Abû Bakr dijo: ‘Fui a ver a ‘Âis- ha y la encontré orando. Dije: ‘¿Qué le pasa a la gente?’ Ella apuntó al cielo; entonces vi a la gente de pie orando; ella dijo ‘Subhân Allâh ‘ Yo dije: ‘¿Es un signo?’ Ella asintió con su cabeza. Enton- ces, yo también me uní a la oración (del eclipse) hasta que quedé casi inconsciente y vertí agua so- bre mi cabeza. Después, el Profeta (B y P) alabó y glorifico a Dios, y dijo: «En este mismo lugar he visto las cosas que nunca se me habían mostrado, hasta el Paraíso y el Infierno. Sin duda, seréis pro- bados en vuestras tumbas con algo igual –o cer- cano – a la atribulación del Falso Mesías . Se os dirá: ‘¿Qué sabéis de este hombre (Muhammad)?’ El creyente –o el que tiene certeza– dirá: ‘Es Mu- hammad; es Mensajero de Dios. Llegó a nosotros con las evidencias y la Guía. Le respondimos y le seguimos. Es Muhammad –tres veces–’. Y se le dirá: ‘Duerme, en paz, pues ya sabemos que te- nías certeza’. En cambio el hipócrita o el dubitante dirá: ‘No se; oí que la gente decía algo y yo dije lo mismo’»’.

 

XVII • Viajar buscando una respuesta para un incidente; y enseñar a la familia
77. ‘Abdullah bin Abû Mulayka relató: ‘Uqba bin Al-Hâriz dijo que se había casado con la hija de Abû Ihâb bin ‘Azîz. Después, una mujer vino y dijo: ‘Yo amamanté a ‘Uqba y a la mujer con la que se casó’. ‘Uqba dijo: ‘Yo no sabía que tú me amamantaste y tú tampoco me informaste’. En- tonces, montó y se dirigió al Mensajero de Dios (B y P) en Medina y le preguntó. El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «¿Cómo (podrás mantenerla) si se ha dicho (que es tu hermana de leche)?» En- tonces, ‘Uqba se divorció de ella y ella se casó con otro hombre’.

 

XVIII • Establecer turnos para obtener el conocimiento
78. ‘Umar dijo: ‘Yo y mi vecino ansârí de Bani Umayya bin Zayd, vivíamos en los ‘Awâli (subur- bios) de Medina, solíamos turnarnos para visitar al Mensajero de Dios (B y P). Yo lo visitaba un día y mi vecino al otro. Después de mi visita, iba a su casa y le contaba las nuevas del día sobre la Reve- lación y otros asuntos; el día de su visita el hacía lo mismo por mí. Un día, mi amigo ansârí, al vol- ver de su visita (al Profeta (B y P), vino a golpear fuertemente a mi puerta y preguntó si yo estaba. Me asusté y salí apresuradamente. Me dijo: ‘Ocu- rrió algo grave’. Así que fui a ver a Hafsa y la en- contré llorando. Le pregunté: ‘¿Os ha divorciado a todas el Mensajero de Dios (B y P)?’ Dijo: ‘No sé’. Luego fui a ver al Profeta (B y P) y le dije, estando aún de pie: ‘¿Has divorciado a tus esposas?’ Dijo: «No». Dije: ‘¡Dios es el Más Grande!’.

 

XIX • El enojo durante la predica y la enseñanza si uno ve algo que detesta
79. Abû Mas‘ûd Al-Ansârí dijo: ‘Un hombre dijo: ‘¡Mensajero de Dios! Casi no asisto a la ora- ción grupal porque fulano (el imâm) la hace muy larga’. Nunca vi al Profeta (B y P) más furioso, du- rante la prédica, que ese día. Dijo: «¡Gente! Algu- nos de vosotros hacéis huir a los otros (de las bue- nas obras). Si alguien dirige a otros en la oración, que la haga leve, pues entre ellos puede haber en- fermos, débiles y gente con asuntos urgentes que atender».
80. Zayd bin Jâlid Al-Yuhani relató que el Pro- feta (B y P) fue preguntado por un hombre sobre los objetos perdidos (al Luqata). El Profeta (B y P) le dijo: «Reconoce con qué está amarrado –o recubierto– y haz un anuncio público de ello por un año, luego úsalo; pero devuélvelo a su dueño si aparece». Entonces, el hombre preguntó por el camello perdido. El Profeta (B y P) se enojó hasta que sus mejillas enrojecieron –o su rostro–. Dijo: «No tienes nada que hacer con él; tiene su agua y sus piernas, con seguridad podrá encontrar agua y comer de los árboles, así que déjalo hasta que lo encuentre su dueño». El hombre dijo: ‘¿Y las ove- jas perdidas?’ El Profeta (B y P) respondió: «Para ti o para tu hermano o para el lobo».
81. Abû Mûsâ relató: ‘El Profeta (B y P) fue preguntado por cosas que detestaba; cuando las preguntas ya fueron excesivas se enojó. Luego dijo: «Preguntadme lo que gustéis». Un Hom- bre dijo: ‘¿Quién es mi padre?’ El Profeta (B y P) le dijo: «Tu padre es Hudhâfa». Luego se levan- tó otro y preguntó: ‘¿Quién es mi padre, Mensa- jero de Dios?’. El Profeta (B y P) respondió: ‘Tu padre es Sâlim, siervo de Shayba’. Cuando ‘Umar vio (El enojo) en el rostro del Profeta (B y P) le dijo: ‘¡Mensajero de Dios! ¡Nos arrepentimos ante Dios!’.

 

XX • Repetir tres veces las palabras para que sean comprendidas
82. Anas relató que el Profeta (B y P) solía re- petir tres veces sus palabras, para ser mejor com- prendido; y cuando visitaba a alguien y lo saluda- ba, lo hacía tres veces.

 

XXI • El hombre enseñando (la religion) a su sierva y a su familia
83. Abû Mûsâ relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Tres personas tendrán una doble re- compensa:
1. Un hombre de la Gente de la Escritura que creyó en su Profeta (B y P) (Moisés, Jesús, etc.) y creyó en Muhammad (B y P),
2. El siervo que cumple con sus obligaciones ante Dios y ante su amo,
3. Un hombre que posee una sierva, con la cual tiene relaciones sexuales, y la educa de buena manera y le enseña (la religión) de buena manera para luego liberarla y casarse con ella; éste hom- bre tendrá una doble recompensa».

 

XXII • El imâm predicando y enseñando a las mujeres
84. Ibn ‘Abbâs relató que el Mensajero de Dios salió acompañado por Bilâl. Se dirigió hacia las mujeres porque pensó que no le habían oído. Les predico y les ordenó dar limosna. Algunas muje- res empezaron a donar sus anillos y sus pendien- tes y Bilâl los iba recolectando en un extremo de su túnica.

 

XXIII • La dedicación para (aprender) el hadiz
85. Abû Huraira relató: ‘Dije: ‘¡Mensajero de Dios! ¿Quién será la persona más afortunada que cuente con tu intercesión el Día de la Resurrec- ción?’ El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Abû Huraira, supuse que nadie me preguntaría eso antes que tú pues conozco tu dedicación para el relato de las nuevas. La persona más afortunada que contará con mi intercesión el Día de la Resu- rrección será aquél que dijo sinceramente desde el fondo de su corazón: No hay deidad (que me- rezca adoración) sino Dios»’.
XXIV • Cómo será retirado el conocimiento (religioso)
86. ‘Abdullah bin ‘Amrû bin al ‘Âs dijo: ‘Oí al Mensajero de Dios (B y P) decir: «Dios no reti- ra el conocimiento retirándolo de una vez de los corazones de los hombres sino que lo hace con la muerte de los sabios. Así será hasta que no quede sabio alguno. La gente tomará a ignorantes como sus líderes y éstos, al ser consultados emitirán su juicio sin tener conocimiento. Se desviarán y des- viarán a la gente»’.
XXV • ¿Se debe dedicar un día especial para enseñar a las mujeres (exclusivamente)?
87. Abû Sa‘îd Al-Judri dijo: ‘Las mujeres di- jeron al Profeta (B y P): ‘Los hombres tienen la suerte de estar más tiempo contigo. Dedícanos pues un día (de tu enseñanza)’. El les prometió un día para enseñarles a ellas exclusivamente. Así lo hizo y les predicó e instruyó. Entre lo que les dijo está: «La mujer, entre vosotras, que entregue a tres de sus hijos será protegida del Fuego». Una mujer preguntó ‘¿Y si son sólo dos?’ El respondió: «Incluso dos»’.
Se relata que Abû Huraira dijo: ‘(Se refiere a) dos niños que no han alcanzado la pubertad (la edad en que se cuentan los pecados)’.

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