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EL Libro del Zakat -26


I• La obligatoriedad del zakat

 

 

702. Ibn ‘Abbâs relató que el Profeta (B y P) envió a Mu‘âdh al Yemen; le dijo: «Invítalos a el testimonio de que no hay Dios sino Dios y que yo soy Mensajero de Dios. Si te obedecen en ello, en- séñales que Dios les ha prescrito cinco oraciones en el día y la noche. Si obedecen en ello; enséñales que Dios les ha prescrito una limosna (impositi- va) sobre sus bienes, se toma de sus ricos y se en- trega a sus necesitados».

703. Abû Ayyûb relató que un hombre dijo al Profeta (B y P): ‘Infórmame de algo que, si lo hago, entre al Paraíso’ La gente dijo: ‘¿Qué le pasa? ¿Qué le pasa?’ El Profeta (B y P) dijo: «Tiene algo urgente que preguntar. (Dijo al hombre) Debes adorar a Dios y no asociarle nada; debes practicar el salat, dar el zakat y mantener las buenas rela- ciones con tus familiares».

704. Abû Huraira relató que un beduino lle- gó ante el Profeta (B y P) y le dijo: ‘Indícame una obra que, si la realizo, me introduzca al Paraíso’. El Profeta (B y P) le dijo: «Debes adorar a Dios y no asociarle nada; debes practicar la oración prescri- ta, debes dar el zakat impuesto y debes ayunar el Ramadán». El beduino dijo: ‘¡Por aquel que tiene mi alma en Su mano! No agregaré nada a esto: Cuando se marchó, el Profeta (B y P) dijo: «Quién guste de ver a un hombre del Paraíso que mire a este hombre».

705. Abû Huraira también relató: ‘Cuando el Mensajero de Dios (B y P) murió y vino (El Cali- fato) de Abû Bakr, algunos árabes renegaron (del Islam) (y Abû Bakr decidió combatirlos). ‘Umar dijo: ‘¿Cómo es que combatirás a la gente si el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Se me ordenó combatir a la gente hasta que digan: No hay Dios sino Dios. Los que así digan habrán salvado de mí su vida y su propiedad, excepto que haya una razón (para tomarlas) y sus cuentas las rendirán ante Dios»? ‘Abû Bakr dijo: ‘¡Por Dios! Combati- ré a quien diferencie entre el salat y el zakat, pues el zakat es una obligación sobre las propiedades. ¡Por ellos Dios! ¡Si me niegan una cuerda que so- lían dar al Mensajero de Dios (B y P), los comba- tiré por negármela! ‘Umar dijo: ¡Por Dios! Real- mente Dios había abierto el corazón de Abû Bakr a la lucha. Entonces supe que era lo correcto’.

 

 

II • El pecado de quien se niega a pagar el zakat

706. Abû Huraira también relató: El Profeta (B y P) dijo: «(En el Día de la Resurrección) ven- drán los camellos a su dueño, en su mejor esta- do. Y si él no pagó el zakat por ellos, lo golpearán con sus patas. Así también vendrán las ovejas a su dueño, en su mejor forma, y si él no ha pagado el zakat por ellas, lo golpearán con sus pezuñas y lo atacarán con sus cuernos». Y agregó: «Uno de sus derechos es ser ordeñadas frente al agua». Luego añadió: «No quiero que alguno de vosotros llegue al Día de la Resurrección cargando una oveja balando sobre sus hombros. Me dirá: ¡Mu- hammad (ayúdame)! Le diré: ‘No puedo ayudarte ante Dios, pues yo hice llegar el Mensaje’. Tam- poco quiero que llegue cargando un camello gru-

ñendo sobre sus hombros. Me dirá: ¡Muhammad! (Ayúdame) Yo le diré: ‘No puedo ayudarte ante Dios pues yo te hice llegar el Mensaje’»:

707. Abû Huraira también relató: El Mensaje- ro de Dios (B y P) dijo: «A quien Dios le dio for- tuna y no pagó el zakat sobre ella, se le presenta- rá su fortuna el Día de la Resurrección en forma de una serpiente macho venenosa, con dos motas negras en la cara. La serpiente se le enroscará al cuello y le morderá los cachetes, diciéndole: ‘Yo soy tu fortuna, soy tu tesoro’». Luego recitó: «Que no crean quienes se muestran avaros del favor recibido de Dios que eso es bueno para ellos. Al contrario, es malo. El día de la Resurrección lle- varán a modo de collar el objeto de su avaricia. La herencia de los cielos y de la tierra pertenece a Dios. Dios está bien informado de los que ha- céis» (3:180).

 

III • Un bien por el que se pagó el zakat no es un al-kanz (tesoro)

708. Abû Sa‘îd Al-Judrî dijo: El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «El zakat no se impone sobre menos de cinco uqiyya de plata (aprox. dos li- bras y media), ni sobre menos de cinco camellos ni sobre menos de cinco wasq (medida para los productos agrícolas, equivale aproximadamente a 900 Kg.)».

 

IV • La limosna debe ser de dinero bien ganado

709. Abû Huraira dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Si alguien da una limosna equiva- lente a una semilla de dátil de dinero bien ganado –pues Dios sólo acepta lo bueno–, Dios la toma con Su diestra y la cría como quien cría un po- llito, hasta que es tan grande como una montaña (su recompensa)»’.

 

V• Dar limosna antes que sea rechazada

710. Hâriza bin Wahb dijo: ‘Oí al Mensajero de Dios (B y P) decir: «Practicad la caridad, pues os llegará un tiempo en que el hombre andará con su caridad y nadie se la aceptará; le dirán: ¡Si hubieses venido ayer! Pues hoy ya no tengo necesi- dad de ella»’.

711. Abû Huraira relató: El Profeta (B y P) dijo: «La hora no llegará hasta que tengáis fortuna y esta aumente. Hasta que al hombre le preocupe quien aceptará su caridad. Y hasta que se la recha- cen y le digan: No lo necesito».

712. ‘Adi bin Hâtim dijo: ‘Estaba con el Men- sajero de Dios (B y P) cuando se le presentaron dos hombres, uno se quejaba de su pobreza y el otro de la frecuencia de los asaltos en los cami- nos. El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Sobre los asaltos, os digo que pronto llegará un tiempo en que una caravana salga hacia Makka y no nece- site guardia. Y sobre la pobreza os diré: Que la Hora no llegará hasta que veáis a uno de vosotros deambulando con su caridad sin encontrar quien se la acepte. Y sin duda que estaréis ante Dios, sin que haya entre El y la persona velo o intérprete. Luego le dirá: ‘¿Acaso no te di fortuna?’ él dirá: ‘Claro que sí’. Dios le preguntará luego: ‘¿Acaso no te envié un Mensajero?’ Dirá: ‘Claro que sí’ y vea a su derecha sólo fuego, y verá a su izquierda sólo fuego. Así que protegeos del fuego, aunque sea con medio dátil, y si no tenéis, con una pala- bra agradable».

 

VI • «Protegeos del fuego aunque sea con medio dátil y con un poco de limosna»

713. Abû Mûsâ relató que el Profeta (B y P) dijo: «Vendrá un tiempo en que el hombre deam- bulará con su caridad en oro y nadie se la acep- tará. Y se verá a un hombre seguido de cuarenta mujeres que lo toman por protector por la escasez de hombres y el gran número de mujeres».

714. Abû Mas‘ûd Al-Ansârí dijo: ‘Cuando el Mensajero de Dios (B y P) nos ordenaba hacer ca- ridad, iban algunos de nosotros al mercado y trabajábamos de cargadores para obtener un mudd (medida de granos) (y donarlo). Hoy algunos de nosotros tienen hasta cien mil.’

715. ‘Âisha relató: ‘Una mujer vino con sus dos hijos pidiendo limosna. Yo no tenía nada sino un dátil y se lo di. Ella los dividió entre sus dos hijas y no comió nada del mismo. Luego se le- vantó y salió. Después entró el Profeta (B y P) y le conté. Dijo: «Quien es atribulado por dos hijas como esas, verá que le serán una protección del Fuego».

 

VII • ¿Qué caridad es mejor?

716. Abû Huraira dijo: ‘Un hombre se presen- tó ante el Profeta (B y P) y le dijo: ‘¡Mensajero de Dios! ¿Cuál caridad tiene más recompensa? ‘Dijo: «Que des limosna cuando estás saludable y eres avaro, cuando temes la pobreza y ambicionas la riqueza. No la retrases hasta cuando la muerte lle- ga a la garganta y digas: ‘Dad a fulano tanto; y a fulano tanto y para fulano tanto»’.

 

VIII

717. ‘Âisha relató que algunas esposas del Pro- feta (B y P) le dijeron: ‘¿Cuál de nosotras te alcan- zará más rápido? (morirá después de ti)’. El dijo: «La que tenga la mano más larga». Ellas empe- zaron a medirse la mano con un palo y hallaron que la mano de Sawdâ era la más larga. (Cuan- do Zaynab bin Ÿahsh murió antes que todas) Su- pimos luego que la mano larga era un símbolo de la caridad, pues la que murió primero, des- pués del Profeta, fue la que más gustaba de dar limosnas. (Sawdâ murió después, en el Califato de Mu‘âwiya).

 

IX • Si da caridad a un rico sin saberlo

718. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Un hombre dijo: ‘Daré algo en caridad’. Salió con su caridad y la puso (sin saber) en manos de un ladrón. Al día siguiente, la gente comentaba que le habían dado caridad a un la- drón. El hombre dijo: ‘¡Oh Dios! Tuya es la ala- banza. Daré algo en caridad’. Salió con su caridad y se la dio (sin saber) a una fornicadora. Al día siguiente, la gente comentaba que anoche se le ha- bía dado limosna a una fornicadora. El hombre dijo: ‘¡Oh Dios Tuya es toda la alabanza! ¿(Di mi caridad) a una fornicadora? Daré algo más en ca- ridad’. Salió, pues, con su caridad y se la dio (sin saber) a un hombre rico. Al día siguiente, la gente comentaba que anoche se le había dado caridad a un rico. El hombre dijo: ‘¡Oh Dios, Tuya es toda la alabanza! (Di mi caridad) a un ladrón, a una fornicadora y a un rico’. Entonces alguien le dijo: ‘Tu caridad al ladrón, tal vez lo haga dejar de ro- bar. Tu caridad a la fornicadora, tal vez la haga abstenerse de fornicar. En cambio el rico; tal vez lo hagas recapacitar y dé caridad de lo que Dios le dotó’».

 

X• Si da caridad a su hijo sin saberlo

719. Ma‘n bin Yazîd dijo: ‘Juramos fidelidad al Mensajero de Dios (B y P), yo, mi padre y mi abuelo. El Mensajero de Dios me comprometió y me casó. Un día fui ante él con un reclamo: Mi padre Yazîd había separado unos dinares para darlos en caridad y se los dejó a un hombre en la mezquita (para dárselos a los pobres). Yo pasé por allí y los recibí; luego fui a dárselos a mi padre. El me dijo: ‘¡Por Dios! No quería dártelos a ti’; y yo fui ante el Mensajero de Dios (B y P) para quejar- me de ello. El dijo: «Tendrás la recompensa por tu intención Yazîd y lo que tomaste es tuyo Ma‘n»’.

 

XI • Quien ordena a su sirviente dar caridad y no lo hace por sí mismo

720. ‘Âisha dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Cuando una mujer da en caridad parte de la comida que tiene en su casa, sin arruinarla, ten- drá la recompensa por su gasto, su esposo tendrá la recompensa por su trabajo y el almacenero ten- drá una recompensa similar. Ninguno le reducirá la recompensa al otro»’.

 

XII • Los ricos son los únicos obligados a dar limosna

721. Hakîm bin Hizâm relató que el Profeta (B y P) dijo: «La mano de arriba es mejor que la de abajo (la mano que da es mejor que la que reci- be). Empezad con vuestra familia (a los que man- tenéis). La mejor limosna es la que da un rico. Y quien se abstiene de pedir limosna de los demás, Dios lo ayudará. Y quien se conforma con lo que Dios le dio, Dios lo hará autosuficiente».

722. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que el Mensa- jero de Dios (B y P) mencionó la limosna, la abs- tinencia de pedir y la mendicidad sobre el púlpi- to; dijo: «La mano de arriba es mejor que la mano de abajo, pues la mano de arriba es la que dona y la mano de abajo es la que pide».

 

XIII • Incitar a la caridad e interceder para lo mismo

723. Abû Mûsâ dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) decía (a sus sahabis) cuando le llegaba al- guien pidiendo o se le pedía algo: «Ayudadle y recomendadlo; seréis recompensados por ello. Y Dios cumple lo que desea en boca de Su Profeta (B y P) .»’

724. Asmâ’ bint Abi Bakr dijo: ‘Profeta (B y P) dijo: «No seas avara pues Dios será avaro contigo (en Sus bendiciones)»’. En otra versión dice: «No cuentes y recuentes avaramente tu dinero, pues Dios te cortará Sus bendiciones».

 

XIV • La caridad dentro de las posibilidades

725. Asmâ’ cita en otra versión: ‘«No cierres tu bolsa, porque Dios cerrará la Suya. Gasta en la causa de Dios lo más que puedas»’.

 

XV • Quien dio caridad durante la idolatría y luego se hizo musulmán

726. Hakîm bin Hizâm dijo: ‘Dije: ‘¡Mensaje- ro de Dios (B y P)! Solía hacer buenas obras en la época de la Ignorancia, solía dar caridad, ma- numitir esclavos y mantener las relaciones fami- liares. ¿Seré recompensado por ellas?’ El Profeta (B y P) respondió: «Abrazaste el Islam con todas tus buenas obras (sin perder su recompensa)»’.

 

XVI • La recompensa del sirviente que da caridad por orden de su amo, sin intención de perjudicarle en su propiedad

727. Abû Mûsâ relató que el Profeta (B y P) dijo: «El sirviente musulmán confiable, que eje- cuta –o dijo: «Que da de»– lo que se le manda, a cabalidad y con buena intención, dando a quien se le ha ordenado, es contado como una persona caritativa».

 

XVII • Las palabras de Dios: Quien da caridad y cumple temiendo a Dios... (92:5) y las palabras de los ángeles: ‘¡Oh Dios! Compen- sa a quien da en caridad’

728. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «Cada día, dos ángeles bajan del cielo y el primero dice: ‘¡Oh Dios! Recompensa a cada persona que done algo en Tu causa’. El otro dice: ‘¡Oh Dios! Destruye a todo avaro’».

 

XVIII • El ejemplo del caritativo y el avaro

729. Abû Huraira relató también que oyó al Mensajero de Dios (B y P) decir: «El avaro y el ca- ritativo son como dos hombres que visten cotas de hierro que les cubren desde sus pechos hasta sus cuellos. Cuando el caritativo da algo en cari- dad, la cota crece y se ensancha hasta que llega a cubrirle la punta de los dedos y borra sus huellas al arrastrar. Y cuando el avaro trata de gastar, la cota se queda tiesa, pues cada anillo queda en su lugar, y él trata de ensancharla pero no podrá».

 

XIX • Todo musulmán debe ser caritativo. Quien no tiene debe hacer (otras) buenas obras

730. Abû Mûsâ relató que el Profeta (B y P) dijo: «Todo musulmán debe dar en caridad». Le dijeron: ‘¡Profeta de Dios! ¿Y quien no encuentra con qué?’. Dijo: «Debe trabajar personalmente, se

beneficiará a sí mismo y podrá dar caridad». Le dijeron: ‘¿Y si aún no encuentra?’ Dijo: «Que ayu- de al necesitado que pide ayuda». Dijeron: ‘¿Y si no puede?’ Dijo: «Que haga buenas obras y evite hacer el mal, eso se le contará como caridad».

 

XX • ¿Cuánto se debe dar como zakat y caridad?

731. Umm ‘Atiyya (Nusayba Al-Ansáriyya) dijo: ‘Yo recibí una oveja (en caridad) y se la envié a ‘Âisha. El Profeta (B y P) pidió a ‘Âisha algo para comer. Ella dijo: ‘No, excepto lo que mandó Nusa- yba de esa oveja’. El dijo: «Tráelo, pues ha llegado a su destino (ya no es más caridad sino que es un presente para nosotros)»’.

 

XXI • Un producto en lugar de otro al pagar el zakat

732. Anas dijo: ‘Abû Bakr me escribió lo que Dios había instruido a Su Mensajero (ByP): ‘Quien debe pagar con una camella de un año su zakat y no tiene sino una camella de dos años, se le aceptará y el recolector del zakat le dará a cam- bio 20 dirhams o dos ovejas. Y si la persona que paga el zakat no tiene la camella de dos años y sí tieneunmachodeunaño,lodaynoseledará nada como cambio».

 

XXII • No se unirá lo separado ni se se- para lo unido en el zakat

733. Anas relató también: ‘Abû Bakr me escri- bió sobre el zakat que Dios impuso a través del Mensajero de Dios (B y P): ‘No se debe unir la propiedad separada (de distintos dueños) ni se debe separar la propiedad unificada (de un solo dueño) por temor ((el dueño) a pagar más o (el recolector) a recibir menos) del zakat».

 

XXIII • La propiedad que pertenece a dos dueños debe pagar como una sola cosa, entre ambos due- ños a partes iguales

734. En otra versión, Anas relató que Abû Bakr le escribió: ‘Lo que pertenece a dos dueños, se paga como uno, pero por partes iguales (se di- vidirá el pago entre ambos dueños, a partes igua- les)’.

 

XXIV • El zakat sobre los camellos

735. Abû Sa‘îd Al-Judrî relató que un bedui- no preguntó al Mensajero de Dios (B y P) sobre la emigración (a Medina). Él dijo: «¡Ay de ti! Es algo muy grave. ¿Tienes camellos por los que pa- gas zakat? «El beduino dijo: ‘Sí, tengo camellos y pago el zakat por ellos’. El Profeta (B y P) dijo: «Trabaja más allá de los mares, pues Dios no des- echará nada de tus buenas acciones».

 

XXV • Quien tiene que pagar una camella de un año de zakat pero no la posee

736. Anas relató que Abû Bakr le escribió so- bre la obligación del zakat que Dios impuso a Su Mensajero de Dios (B y P): ‘Quien deba pagar una camella de cuatro años como zakat por su re- baño y no la tiene, se le aceptará una camella de tres años junto con dos ovejas, si tiene, o vein- te dinares. Y si debiera pagar una camella de tres años y no tiene sino una de cuatro, se le aceptará y el recolector del zakat le dará, a su vez, dos ovejas o veinte dinares. Y quien debe pagar una camella de dos años y tiene una de tres, se le aceptará y el recolector le dará veinte dinares o dos ovejas. Y quien tenga que pagar una camella de dos años y tenga una de un año, se le aceptará junto con veinte dinares o dos ovejas.’

 

XXVI • El zakat sobre las ovejas

737. Anas relató que Abû Bakr le escribió esta carta cuando lo envió a recolectar el zakat a Al-

Bahrayn: ‘En el nombre de Dios, Clemente, Mi- sericordioso. Esta es la obligación del zakat que el Mensajero de Dios (B y P) impuso a los musul- manes y que Dios ordenó a Su Mensajero (B y P). Al musulmán que se le pida correctamente, la debe pagar; y a quien se le pida más de lo indica- do, no debe pagarla:

• Si tiene menos de veinticuatro camellos debe pagar en ovejas, una oveja por cada cinco came- llos.

• Y si tiene entre veinticinco y treinta y cinco camellos, debe pagar una camella de un año (bint majâd).

• Si tiene entre treinta y seis y cuarenta y cinco debe pagar una camella de dos años (bint labûn).

• Si tiene entre cuarenta y seis y sesenta came- llos debe pagar una camella de tres años (hiqqa).

• Si tiene entre sesenta y un y setenta y cinco camellos debe pagar una camella de cuatro años (yadh‘a).

• Si el rebaño es de setenta y seis a noventa ca- mellos debe pagar dos camellas de dos años.

• Si el rebaño tiene de noventa y uno a ciento veinte camellos debe pagar dos camellas de tres años.

• Y pasados los ciento veinte camellos deberá pagar una camella de dos años por cada cuarenta o una camella de tres años por cada cincuenta.

• Quien posee sólo cuatro camellos no debe pagar zakat; pero si lo desea puede dar algo en ca- ridad. Sólo si llegan a cinco camellos es que debe pagar una oveja.’

‘El zakat sobre las ovejas:

• Si la persona posee entre cuarenta y ciento veinte ovejas debe pagar una oveja.

• Si posee entre ciento veinte y doscientas debe pagar dos ovejas.

• Si posee entre doscientas y trescientas debe pagar tres ovejas.

• Pasadas las trescientas ovejas se debe pagar una oveja por cada cien más que se tenga.

• Si alguien posee menos de cuarenta ovejas no debe pagar zakat, pero si desea hacerlo puede dar algo en caridad.’

‘Para la plata, el zakat consiste en 2.5% de la plata; y si su valor es de menos de doscientos di- nares (aprox. 640 grs. de plata) no pagará zakat; pero si el dueño desea dar algo lo puede hacer.’

 

XXVII • Solo se pagará el zakat con animales sanos

738. Anas relató que Abû Bakr le escribió so- bre lo que Dios ordenó a Su Mensajero (B y P): ‘No se debe pagar el zakat con animales viejos o con defectos; tampoco con machos cabríos, ex- cepto que así decida el recolector.’

 

XXVIII • No se debe tomar lo mejor de la propiedad de la gente en el zakat

739. ‘Abdullah bin ‘Abbâs relató el envío de Mu‘âdh al Yemen (Hadiz Nro. 702) y añadió: «... Evita tomar lo mejor de las propiedades de la gen- te».

 

XXIX • El zakat a los familiares

740. Anas bin Mâlik relató: ‘Abû Talha era el ansârí más rico de Medina en palmares datileros. Su propiedad más querida era su huerto Bayruhá’ que quedaba frente a la mezquita. El Mensajero de Dios (B y P) solía entrar en ese huerto y beber de su deliciosa agua’. Anas añadió: ‘Cuando fue reve- lada la aleya: No alcanzaréis la piedad auténtica mientras que no gastéis de lo que amáis... (3:92), Abû Talha fue al Mensajero de Dios (B y P) y le dijo: ‘¡Mensajero de Dios! Dios el bendito y en- salzado dice: «No alcanzaréis la piedad auténti- ca mientras no gastéis de lo que amáis» y la más querida de mis posesiones es el huerto Bayruhá’; lo doy en caridad por Dios, deseo la piedad y la recompensa por ello. Así pues, destínalo a lo que Dios te muestre más conveniente ¡Oh Mensaje- ro de Dios!’ Y dijo el Mensajero de Dios (B y P): «¡Bravo! ¡Esa es una propiedad útil! ¡Ésa es una propiedad útil! Yo escuché lo que dijiste y opino que la dediques a los familiares». Abû Talha dijo: ‘Así lo haré Mensajero de Dios’. Y la distribuyó en- tre sus familiares y sus primos.’

741. Ya mencionamos el hadiz de Abû Sa‘îd Al-Judrî sobre la salida del Profeta (B y P) ha- cia el Mûsâlla (hadiz 531); en esta versión dice: ‘...Cuando se fue a su casa, llegó Zaynab, esposa de Ibn Mas‘ûd, pidiendo que la reciba. Se le dijo: ‘¡Mensajero de Dios! Es Zaynab’. Él dijo: «¿Cuál

de las Zaynab?» le respondieron que era la espo- sa de Ibn Mas‘ûd. El dijo: «Permitidle pasar». Ella fue admitida y dijo: ‘¡Profeta de Dios! Hoy nos or- denaste dar caridad. Yo tengo una joya que desea- ba donar en caridad e Ibn Mas‘ûd me dijo que él y sus hijos tenían más derecho a recibirlo que nadie más’. El Profeta (B y P) dijo: «Ha dicho la verdad Ibn Mas‘ûd, tu marido y tus hijos tienen más de- recho a recibirlo que nadie más».’

 

XXX • El musulmán no debe pagar zakat por su caballo

742. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «El musulmán no está obligado a pagar zakat por su caballo o por su siervo».

 

XXXI • La caridad a los huérfanos

743. Abû Sa‘îd Al-Judrî relató: ‘El Profeta (B y P) se sentó un día en el púlpito y todos nos sentamos a su alrededor y dijo: «Entre lo que temo que os suceda después de mí está el esplen- dor y los placeres mundanales que os vendrán». Un hombre preguntó: ‘¿Acaso el bien trae al mal?’ El Mensajero de Dios (B y P) quedó en silencio por un instante. Se le dijo al hombre: ‘¿Qué tienes que le hablas al Profeta (B y P) y él no te respon- de?’ Entonces supimos que le bajó la Revelación; se secó el sudor y dijo: «¿Dónde está quien pre- guntó?» como si le hubiese gustado la pregunta; y dijo: «El bien nunca trae el mal. Entre lo que hace brotar la primavera en las bandas de un río hay cosas que matan o enferman, excepto que el animal coma de Al-Jádira, luego se asolée, defe- que y orine y paste nuevamente. No hay duda de que estas riquezas son verdes y sabrosas. Bendita sea la fortuna de un musulmán que de ella dona a los pobres, a los huérfanos y a los viajeros en apu- ros –o como dijo el Profeta (B y P)–. Y sin duda, quien tome la fortuna de forma ilegal será como la bestia que come y nunca queda satisfecha. Y su fortuna será un testigo contra él en el Día de la Resurrección»’.

 

XXXII • El zakat al esposo y a los huérfanos bajo su cuidado

744. Zaynab, esposa de ‘Abdullah bin Mas‘ûd, relató el hadiz que mencionamos hace poco (Nro. 741). En esta versión dice: ‘Fui hacia el Profeta (B y P) y encontré a una mujer ansârí en la puer- ta; tenía la misma necesidad que yo. Bilâl pasó por allí y le pedimos que entre y pregunte si po- díamos gastar del zakat en nuestros esposos y los huérfanos bajo nuestro cuidado. Bilâl preguntó al Profeta (B y P) y luego dijo: ‘Sí; y tendrá dos recompensas: Una por ayudar a sus familiares y otra por dar caridad’.’

745. Umm Salama relató: ‘Dije: ‘¡Mensajero de Dios! ¿Recibiré alguna recompensa por lo que gaste en dar sustento a los hijos de Abû Salama (su esposo, en su primer matrimonio)? Pues ellos son también como míos’. El Profeta (B y P) res- pondió: «Gasta en ellos. Pues tendrás una recom- pensa por lo que gastes en ellos»’.

 

XXXIII • Las palabras de Dios: (el zakat se debe gastar en) ... Los cautivos, los insolventes y en la causa de Dios...

746. Abû Huraira dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) ordenó recoger el zakat y se le informó que Ibn Ÿamîl, Jâlid Ibn Al-Walîd y Al-‘Abbâs bin ‘Abdul Muttalib se negaron a darlo. El Profeta (B y P) dijo: «¿Qué hizo abstenerse a Ibn Ÿamîl si era pobre y Dios y Su Mensajero lo hicieron pu- diente? Pero a Jâlid; con él si estáis siendo injustos al pedirle el zakat, pues él ha puesto su armadura y armas al servicio de la causa de Dios. En cam- bio Al-‘Abbâs Ibn Al-Muttalib, pues es el tío pa- terno del Mensajero de Dios (B y P) y debe pagar el zakat y una cantidad igual además»’.

 

XXXIV • Abstenerse de mendigar

747. Abû Sa‘îd Al-Judrî relató que un grupo de gente de los ansâr pidió algo al Mensajero de Dios (B y P) y él les dio. Luego le pidieron más y él les dio; luego le pidieron más y él les dio hasta que se terminó lo que tenía. Luego dijo: «Si tuvie- ra algún bien no os lo ocultaría. Dios da conten- to a quien se abstiene de mendigar. A quien trata de ser autosuficiente Dios lo hace autosuficiente. Y a quien persevera Dios le da paciencia. Nadie recibe una bendición mejor y más amplia que la paciencia ».

748. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «¡Por Aquel que tiene mi alma en Su mano! Tomar una cuerda y salir a recoger leña sobre su espalda (para venderla) es mejor para uno que ir y mendigar a alguien, sin impor- tar si le da o no».

749. Al-Zubayr bin Al-‘Awwâm relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Conseguir una cuerda para cargar leña sobre su espalda y ven- derla, para que Dios salve su rostro del Infierno, es mejor para uno que pedir a la gente, sin impor- tar si le dan o no».

750. ‘Urwa bin Al-Zubayr y Sa‘îd bin Al- Mûsâyyab relataron: Hakîm bin Hizâm dijo: ‘Cierta vez pedí algo al Mensajero de Dios (B y P) y me dio. Le pedí nuevamente y me dio. Le pedí nuevamente y me dio. Luego me dijo: «¡Hakîm! Estos bienes son como una fruta dulce. Quien la toma sin avaricia es bendecido por ella; y quien la toma con avaricia no es bendecido por ella y será como el que come y no se satisface. La mano de arriba (que da) es mejor que la de abajo (que re- cibe)»’. Hakîm añadió: ‘¡Mensajero de Dios! ¡Por el que te mandó con la verdad! Nunca más pedi- ré nada a nadie después de ti ¡Hasta que muera!’. Así pues, cuando Abû Bakr llamaba a Hakîm para que reciba su parte del botín de guerra, él se ne- gaba. Luego ‘Umar lo llamó para recibir su parte del botín de guerra y él se negó a recibirlo. ‘Umar dijo: ‘¡Musulmanes! Sed testigos de que yo quise dar a Hakîm su parte del botín y él se negó a reci- birla’. Así pues, Hakîm nunca recibió algo de na- die después del Profeta (B y P), hasta que murió.

 

XXXV • A quien Dios le da sin que pida ni que sea avaro

751. ‘Umar bin Al-Jattâb relató: ‘El Mensajero de Dios (B y P) solía ofrecerme dotaciones y yo le decía: ‘¿Porqué no se lo das a alguien más pobre o necesitado?’ El me dijo: «Tómalo, si te llega algo de estos bienes sin que lo ambiciones avaramente ni lo pidas, tómalo. Y si no se te da, no lo procu- res»’.

 

XXXVI • Quien mendiga entre la gente para aumentar su fortuna

752. ‘Abdullah bin ‘Umar dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «El hombre pide y pide a los demás hasta que llega al Día de la Resurrección sin carne en el rostro». El Profeta (B y P) añadió. «El Día de la Resurrección el sol se acercará tanto a la gente que el sudor les llegará hasta la mitad de sus ore- jas. Cuando estén en ese estado pedirán ayuda a Adam (Adán), luego a Mûsa (Moisés) y luego a Muhammad»’.

 

XXXVII • El límite de (desde el cual empieza) la riqueza

753. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «El pobre (miskîn) no es el que ronda a la gente pidiéndoles uno o dos bocados o uno o dos dátiles. El miskîn es quien no tiene bienes para satisfacer sus necesidades, ni lo sabe quien le pueda dar caridad, y no anda mendigan- do entre la gente».

 

XXXVIII • Jars ut-tamar

754. Abû Humayd Al-Sâ‘idi dijo: ‘Partimos hacia la batalla de Tabûk con el Mensajero de Dios (B y P). Cuando llegamos a Wádi al Qura, había una mujer que poseía un huerto. El Profeta (B y P) dijo a sus sahabas: «Estimad el valor de los frutos». El Mensajero de Dios (B y P) contó diez awsuq (unos 1800 Kg. aprox.) y dijo a la mujer: «Revisa qué saldrá de tu huerto». Cuando llega- mos a Tabûk, el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Esta noche nos azotará un fuerte viento. Que no se levante nadie y quien tenga un camello que lo asegure». Aseguramos a los camellos y nos azo- tó un fuerte viento. Un hombre se levantó y fue lanzado hasta la montaña de Tay’. El soberano de Ayla (Jerusalén) regaló al Profeta (B y P) una mula blanca y un manto; y le escribió una carta diciéndole que su gente se quedará en su territorio y le pagará tributo (Ÿiziya) . Cuando regresaba el

Profeta (B y P) por Wâdi al Qura dijo a la mujer del huerto: «¿Cuánto tiene tu huerto?» Ella dijo: ‘Diez awsuq’, lo que el Profeta (B y P) había esti- mado. Luego el Profeta (B y P) dijo: «Estoy con prisa para llegar a Medina, quien quiera acompa- ñarme que se apresure». Cuando llegó a las afue- ras de Medina dijo: «Esta es Tába». Cuando vio la montaña de Uhud dijo: «Esta es Uhud, nos ama y la amamos. ¿Os digo cuál es la mejor gente de los ansâr?» Le dijeron: ‘¡Claro que sí!’ Dijo: «El clan Banu Al-Naÿÿár y después el clan Banu ‘Abd Al-Ashhal y después Banu Sâ‘ida o Banu Al-Hâriz bin Al-Jazraÿ; y en todas las familias de los ansâr está el bien».’

 

XXXIX • El décimo (de la cosecha se pa- gará como zakat) sobre los sembradíos regados por lluvia y corrientes naturales

755. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que el Pro- feta (B y P) dijo: «Los sembradíos irrigados por las lluvias, por fuentes naturales de agua o por su cercanía a una corriente de agua deben pagar un décimo (10% de la cosecha) como zakat. Y las tie- rras irrigadas por un pozo (artificial) pagarán un veinteavo (5%)».

 

XL • El zakat de los dátiles se reco- lecta en la época de cosecha y ¿se debe permitir que un niño tome algo de los dátiles del zakat?

756. Abû Huraira dijo: ‘Al Mensajero de Dios (B y P) se le traían los dátiles cuando se los co- sechaba. Este traía un poco de dátiles, el otro un poco más; hasta que se juntaba una gran cantidad de dátiles. Al-Hasan y Al-Husayn se ponían a ju- gar con los dátiles. Uno de ellos tomó un dátil y se lo llevó a la boca. El Profeta (ByP) lo miró y se lo sacó de la boca; luego le dijo: «¿No sabes que la descendencia de Muhammad no come de las limosnas?»’

 

XLI • ¿Puede alguien comprar lo que dio en caridad? Y no hay proble- ma alguno en que otro compre su caridad

757. ‘Umar dijo: ‘Una vez doné un caballo por la causa de Dios; sin embargo la persona que lo recibió no lo cuidaba. Lo quise comprar, pues su- puse que lo vendería en un precio bajo. Así es que pregunté al Profeta (B y P) sobre ello. Me dijo: «No compres ni recuperes la caridad que has do- nado, aunque el vendedor la ofrezca por un dir- ham. Pues quien recupera sus limosnas es como quien se traga su propio vómito»’.

 

XLII • La limosna para las siervas de las esposas del Profeta (B y P)

758. ‘Abdullah bin ‘Abbâs dijo: ‘El Profeta (B y P) vio una oveja muerta (carroña) que había sido donada en caridad a una esclava liberada por Maymuna. El Profeta (B y P) dijo: «¿Os habéis be- neficiado de su cuero?» Le dijeron: ‘¡Pero es ca- rroña!’ El dijo: «Lo prohibido es comerla»’.

 

XLIII • La limosna que se transforma (en presente)

759. Anas relató que al Profeta (B y P) se le presentó un plato de carne que había sido dona- do a Baryra (la esclava liberta de ‘Âisha). El dijo: «Esta es una caridad para Baryra; pero es un pre- sente para nosotros» .

 

XLIV • El zakat se debe recolectar de los ricos y se debe dar a los po- bres donde sea que estén

760. Cita el hadiz del envío de Mu‘âdh al Ye- men (Nros. 702 y 739); en esta versión añade: «... Y protégete de la plegaria del oprimido, pues no hay ningún obstáculo entre ella y Dios».

 

XLV • La exaltación del imâm y su plegaria a favor del que da en caridad

761. ‘Abdullah bin Abi Awfa dijo: ‘El Profeta (B y P) solía decir, cuando alguien le traía algo de caridad: «¡Oh Dios! Bendice a la familia de fula- no». Entonces mi padre le llevó algo de caridad y él dijo: «¡Oh Dios! Bendice a la familia de Abû Awfa»’.

 

XLVI • Lo que se extrae de los mares

762. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «Un hombre israelita pidió a otro israellita que le preste mil dinares y el otro se los prestó. El israelita salió al mar y (cuando llegó la hora de saldar su deuda) no encontró una embarcación para volver. Así que tomó un trozo de madera y la horadó; luego puso adentro los mil dinares y lan- zó el madero al mar. Su acreedor salió (a la playa) y encontró el madero; lo tomó y lo llevó a su gente como leña –y mencionó la historia–. Cuando ase- rró el madero encontró su dinero» .

 

XLVII • Los tesoros de la tierra (al-rikâz) deben pagar la quinta parte

763. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «No se pagará indemnización por alguien que es muerto por un animal, ni por quien cae en un pozo ni por quien muere traba- jando en una mina. Pero sí se debe pagar el quinto por los tesoros de la tierra».

 

XLVIII • Las palabras de Dios: (el zakat es sólo para)...y los recolecto- res (9:60) y el imâm debe supervisar su trabajo

764. Abû Humayd Al-Sâ‘idi dijo: ‘El Mensa- jero de Dios (B y P) designó a un hombre de la tribu Al-Asd para recolectar el zakat de los Banu Sulaym; este hombre era llamado Ibn Al-Lutaybi- yya. Cuando regresó el Profeta (B y P) revisó las cuentas con él’.

 

XLIX • El imâm marca los camellos del zakat con sus propias manos

765. Anas dijo: ‘Fui con el Mensajero de Dios (B y P) llevando a ‘Abdullah bin Abi Talha para que le haga el tahnîk y lo encontré con un mar- cador en la mano marcando a los camellos del zakat’.

 

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