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El Libro de los Testamentos-53


I• Los testamentos

 

1194. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que el Men- sajero de Dios (B y P) dijo: «Ningún musulmán que tiene algo que testar debe pasar dos noches sin tener con él su testamento escrito».

1195. ‘Amrû bin Al-Hâriz, cuñado del Mensa- jero de Dios (B y P), hermano de Ÿuwayriya bint Al-Hâriz, dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) no dejó, al morir, ningún dirham, ningún dinar, nin- gún esclavo, ninguna esclava ni nada más, excep- to su mula blanca, sus armas y una tierra que ha- bía donado en caridad’.

1196. ‘Abdullah bin Abi Awfa fue preguntado: ‘¿Dejó el Profeta (B y P) un testamento?’ Él res- pondió: ‘No’. Se dijo: ‘¿Cómo es que prescribió los testamentos a la gente?’ o ‘¿Cómo es que fueron ordenados de hacer testamentos?’ Dijo: ‘Lo hizo por el Libro de Dios’.

 

II • La caridad en el momento de la muerte

1197. Abû Huraira relató que un hombre pre- guntó al Profeta (B y P): ‘¿Cuál caridad es me- jor?’ El Profeta (B y P) le dijo: «La caridad que das cuando estás sano y con ambiciones, desean- do ser rico y temiendo la pobreza. No te descui- des hasta que te llegue la muerte y entonces digas: Para fulano esto y para fulano aquello, cuando tus bienes ya son de otros».

 

III • ¿Se considera a los hijos y a las esposas como familiares? (al testar)

1198. Abû Huraira también relató que, cuan- do la aleya Advierte a los miembros más allega- dos de tu tribu (26:214) fue revelada, el Mensajero de Dios (B y P) se levantó y dijo: «¡Gente de Qu- raysh! –o algo similar–. Rescataos vosotros mis- mos (del Fuego). Yo no puedo salvaros del castigo de Dios ¡Banu ‘Abd Manâf! Yo no puedo salvaros del castigo de Dios ¡’Abbâs hijo de ‘Abdul Mutta- lib! Yo no puedo salvarte del castigo de Dios ¡Sa- fiyya tía del Mensajero de Dios (B y P)! No puedo salvarte del castigo de Dios ¡Fâtima hija de Muha- mmad! Pídeme lo que quieras de bienes pero yo no puedo salvarte del castigo de Dios».

 

IV • Las palabras de Dios: tantead a los huerfanos hasta que al- cancen la nubilidad. Cuando los creáis dotados de juicio, pasadles sus bienes (4:6)

1199. ‘Abdullah bin ‘Umar relata que su padre dio en caridad algo de su propiedad en la épo- ca del Mensajero de Dios (B y P); era un huerto llamado Zamg que tenía palmeras. ‘Umar dijo: ‘¡Mensajero de Dios (B y P)! Yo gané una propie- dad que aprecio mucho y deseo darla en caridad’. El Profeta (B y P) dijo: «Da la tierra en caridad permanente (waqf): Que no se venda, que no se regale, que no se herede y que se donen sus fru- tos». Y ‘Umar la dio en caridad; la dio en la causa de Dios, para libertar esclavos, para los necesita- dos, para los huéspedes, para los viajeros en pro- blemas, para los parientes. Quien administraba la propiedad no tenía prohibido comer de sus frutos con medida ni que invite a algún amigo sin inten- ciones de lucrar con ello.

 

V• Las palabras de Dios: quienes consuman injustamente la pro- piedad de los huérfanos, sólo fuego ingerirán en sus entrañas y entrarán al fuego de sa‘îr (4:10)

1200. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «Evitad los siete pecados mortales». Dijeron: ‘¡Mensajero de Dios (B y P)! ¿Cuáles son?’ Dijo: «Asociar iguales a Dios (al shirk), la brujería, qui- tar sin causa justa una vida que Dios prohibió, ali- mentarse de la usura, alimentarse de la propiedad del huérfano, huir del campo de combate duran- te un enfrentamiento y calumniar a las creyentes castas e inocentes».

 

VI • El salario del administrador de un waqf

1201. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Mis herederos no se repartirán

dinar ni dirham alguno; todo lo que deje, excepto la manutención de mis esposas y de mis emplea- dos, será donado en caridad».

 

VII • Si alguien declara una tierra o un pozo de agua como waqf o pone como condición que él debe beneficiarse de su agua al igual que los otros musulmanes

1202. Cuando ‘Uzmân fue cercado (por los sublevados), salió a ellos y dijo: ‘¡Sed testigos por Dios! ¡Y no llamo sino a los sahabas del Mensa- jero de Dios (B y P)! ¿No sabéis que el Mensaje- ro de Dios (B y P) dijo: «Quien excava el pozo de Rúma (para uso público) tendrá el Paraíso» y que yo lo hice excavar? ¿Acaso no sabéis que él dijo: «Quien equipe el ejército de Al-‘Usra (la batalla de Tabûk) tendrá el Paraíso» y que yo lo equipé?’ Y ellos confirmaron lo que él dijo.

 

VIII • Las palabras de Dios: ¡Creyentes! Cuando, a punto de morir, hagáis testamento, llamad como testigos a dos personas justas de los vuestros o bien dos de ajenos si estáis de viaje y os sobreviene la muerte. Retene- dlas después del salat, si des- confiáis de ellos, que juren por Dios: ‘¡no nos venderemos, aun- que se trate de un pariente, ni ocultaremos el testimonio de Dios! Si no seriamos de los pe- cadores’ hasta: ...Dios no guía a los perversos (5:106-108)

1203. ‘Abdullah bin ‘Abbâs dijo: ‘Un hombre de la tribu de Banu Sahm salió en compañía de Tamîm Al-Dari y ‘Adí bin Baddá’. El hombre de Banu Sahm murió en una tierra donde no había musulmanes. Cuando Tamîm y ‘Adí retornaron con los bienes del difunto declararon que habían perdido un pote de plata con incrustaciones de oro y el Mensajero de Dios (B y P) les hizo jurar que era cierto. Tiempo después, se encontró el pote en Makka con una gente que dijo haberlo comprado de Tamîm y ‘Adí. Dos hombres de la familia del difunto juraron que sus testimonios eran más valederos que los testimonios de Tamîm y ‘Adí y que el pote era de su pariente fallecido. Y este ver- so fue revelado respecto a este caso: ¡Creyentes! Cuando, a punto de morir, hagáis testamento, llamad como testigos a dos personas justas de los vuestros o bien dos de ajenos si estáis de viaje y os sobreviene la muerte. Retenedlas después del salat, si desconfiáis de ellos, que juren por Dios: ‘¡No nos venderemos, aunque se trate de un pa- riente, ni ocultaremos el testimonio de Dios! si no seríamos de los pecadores’ (5:106)’.

 

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