El Libro de las ventas- 36
I• Lo que nos ha llegado sobre las palabras de Dios: terminado el salat, ¡esparcíos por la tierra, buscad el favor de Dios! Y recordad mucho a Dios... (62:10)
984. ‘Abdu Rahmân bin ‘Awf dijo: ‘Cuando llegamos a Medina, el Mensajero de Dios (B y P) me hermanó con Sâ‘d bin Al-Rabí’. Entonces, Sâ‘d bin Al-Rabí’ dijo: ‘Yo soy uno de los ansâríes con más fortuna; así que te daré la mitad de mi fortu- na y vé cuál de mis dos esposas te gusta para que la divorcie y tú puedas casarte con ella». ‘Abdu Rahmân respondió: ‘No necesito eso. ¿Hay por aquí algún mercado donde haya comercio?’ Sâ‘d dijo: ‘El mercado de Qainuqá». ‘Abdu Rahmân fue allí al día siguiente y volvió con un poco de yogurt seco y manteca. Y empezó a frecuentar el mercado hasta que volvió un día con rastros de esencia amarilla. El Mensajero de Dios (B y P) le dijo: «¿Es que te has casado?» ‘Abdu Rahmân res- pondió: ‘Sí’. El Profeta (B y P) dijo: «¿Con quien?» ‘Abdu Rahmân dijo: ‘Con una mujer ansârí’. El Profeta (B y P) le preguntó: «¿Y cuánta dote le diste?» Respondió: ‘El peso de una pepa (como las del dátil) de oro o ‘una pepa de oro’. El Profeta (B y P) le dijo: «Haz un banquete nupcial, aunque sea con un solo cordero».
II • Lo lícito es evidente y lo ilícito es evidente; entre ambos hay asuntos dudosos
985. Al-Nu‘mân bin Bashîr dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Lo lícito es evidente, lo ilíci- to es evidente; entre ambos hay asuntos dudosos. Quien evita lo que sospecha que sea pecado deja- rá con más seguridad, lo que sea evidentemente ilícito. Y quien se arriesga en lo que se sospecha que es ílícito, lo más probable es que caiga en lo evidentemente ilícito. Los pecados son los pastos reservados de Dios; quien pastorea (sus anima- les) cerca de los campos reservados, lo más pro- bable es que entre (uno de sus animales) en ellos en cualquier momento»’ .
III • Explicación de lo que son los asuntos dudosos
986. ‘Âisha dijo: «Utba bin Abi Waqqâs tomó un juramento de su hermano Sâ‘d, le dijo: ‘El hijo que la esclava de Zam‘a dio a luz es mío (no de Zam‘a), así que tómalo bajo tu custodia’. Cuando llegó la conquista de Makka, Sâ‘d fue y se llevó al niño diciendo: ‘Es hijo de mi hermano, él me hizo jurar que lo tomaría bajo mi custodia’. ‘Abdu bin Zam‘a (hijo de Zam‘a) se levantó y dijo: ‘¡Es mi hermano! Es hijo de la sierva de mi padre, na- ció sobre el lecho de mi padre (es hijo suyo y no de ‘Utba)’. Así es que ambos se dirigieron ante el Profeta (B y P). Sâ‘d dijo: ‘¡Mensajero de Dios! Es hijo de mi hermano; él me hizo jurar que lo toma- ría bajo mi custodia’. ‘Abdu bin Zam‘a dijo: ‘Es mi hermano, el hijo de la sierva de mi padre, nació en su lecho (es hijo de mi padre)’. El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «La custodia es tuya ‘Abdu bin Zam‘a». Luego añadió: «El niño pertenece al lecho (donde nació) y las piedras son para el adúltero». Luego dijo a Sawda bint Zam‘a (también hermana de ‘Abdu), esposa del Profeta (B y P): «Debes cu- brirte ante él Sawda», cuando vio el parecido del niño con ‘Utba. Así pues, el niño no vio a Sawda hasta que murió’.
IV • Quien no considera los susurros malignos y otros pen- samientos similares como asun- tos dudosos
987. ‘Âisha dijo: ‘Unas gentes dijeron: ‘¡Mensa- jero de Dios! Hay gente que nos trae carne que no sabemos si han mencionado el nombre de Dios al sacrificar o no’. El Mensajero de Dios (B y P) les respondió: «Mencionad el nombre de Dios y co- med de ella»’.
V• Quien no se preocupa de dónde obtiene su dinero
988. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Llegará a la gente un tiempo en que la persona no se preocupará de dónde ob- tiene su fortuna, si legalmente o ilegalmente».
VI • El comercio con telas
989. Al-Barâ’ bin ‘Âzib y Zayd bin Al-Arqam dijeron: ‘Eramos comerciantes en la época del Mensajero de Dios (B y P). Preguntamos al Men- sajero de Dios (B y P) sobre el cambio de moneda’. Dijo: «Si es de mano a mano (entrega inmediata) es permitido; si (la entrega de la otra moneda) no es inmediata no es permitido».
VII • Salir a comerciar
990. Abû Mûsâ Al-Ash‘ari dijo: ‘Solicité entrar ante ‘Umar bin Al-Jattâb y no se me dio permiso, pues creo que estaba ocupado, así es que me vol- ví. Cuando ‘Umar se desocupó dijo: ‘¿No escuché la voz de ‘Abdullah bin Qays? Permitidle pasar’. Le dijeron: ‘Ya se fue’. Así que me hizo llamar y le dije: ‘Así se nos ordenó (irse cuando se ha pedi- do entrar tres veces y no se les responde)’. ‘Umar dijo: ‘Tráeme testigos que prueben lo que dices’. Fui donde se reúnen los ansâríes y les pregunté al respecto. Me dijeron sólo el menor de nosotros podrá darte testimonio al respecto; es Abû Sa‘îd Al-Judrî. Es así que fui acompañado de Abû Sa‘îd Al-Judrî. ‘Umar dijo: ‘¿Desconocía esta orden del Mensajero de Dios (B y P)? Realmente me distra- jo el comercio en los mercados’. Se refería a las sa- lidas para comerciar’.
VIII • Quien desea aumentar su sustento
991. Anas bin Mâlik dijo: ‘Oí al Mensajero de Dios (B y P) decir: «Quien desea ampliar su sus- tento y edad debe mantener buenas relaciones con sus parientes y familiares»’.
IX • El Profeta (B y P) compró con préstamos (sin intereses)
992. Anas bin Mâlik llevó un poco de pan de cebada con manteca disuelta al Profeta (B y P). El Profeta (B y P) había empeñado su armadura a un judío de Medina a cambio de cebada para su fa- milia y yo le oí decir: «La familia de Muhammad (B y P) no tenía ni un sâ‘ de trigo o granos para cenar, a pesar de que él tenía nueve esposas».
X• El sustento del hombre y el trabajo de su mano
993. Al-Miqdâm relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Nadie comerá jamás una me- jor comida que la que se ganó con el trabajo de sus propias manos. Dawûd, el Profeta de Dios, co- mía del trabajo de sus manos».
XI • La tolerancia y la bondad al comprar y vender
994. Ÿâbir bin ‘Abdullah relató que el Mensa- jero de Dios (B y P) dijo: «Que Dios tenga miseri- cordia de un hombre que es tolerante al vender, al comprar y al cobrar una deuda».
XII • Quien da espera a un rico (para que pueda pagar a su conveniencia)
995. Hudhayfa dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Entre vuestros predecesores, los ángeles toma- ron el alma de un hombre y le preguntaron: ‘¿Hi- ciste alguna buena obra?’ Dijo: ‘Sí, solía ordenar a mis empleados que excusen a los que estén en aprietos y den un tiempo de espera a los ricos’. Así que Dios dijo a los ángeles: ‘Excúsenlo’»’.
XIII • Si el comprador y el vende- dor aclaran todo, no esconden nada y dan un consejo sincero
996. Hakîm bin Hizâm dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Ambos partidos (en una compraventa) tie- nen la opción (de devolver el producto o man- tenerlo) mientras no se separen», o dijo: «Hasta que se separen; y si ambos partidos son sinceros y aclaran todo, se les bendice por su transacción. Y si mienten u ocultan perderán las bendiciones de su compraventa»’.
XIV • Vendiendo dátiles (de distintas calidades) mezclados
997. Abû Sa‘îd dijo: ‘Solíamos recibir (del bo- tín) dátiles de distintas calidades mezclados y so- líamos cambiar dos sâ‘ de los mezclados por un sâ‘ del bueno. El Profeta (B y P) dijo: «No más (trueques de) dos sâ‘ por uno ni dos dirhams por uno»’.
XV • El que paga intereses
998. Abû Ÿuhayfa dijo: ‘Vi a mi padre comprar un esclavo que sabía la extracción de sangre. Mi padre pidió sus instrumentos (de extracción) y los rompió. Le pregunté por ello y me dijo: ‘El Profe- ta (B y P) prohibió recibir el precio de un perro o de la sangre; y prohibió hacer tatuajes y recibir tatuajes; y prohibió la usura y el pago de intereses. Y maldijo a los creadores de imágenes».
XVI • Dios hace malograr la usura y hace fructificar la caridad... (2:276)
999. Abû Huraira dijo: ‘Oí al Mensajero de Dios (B y P) decir: «El juramento (del vendedor) puede persuadir al comprador de comprar el pro- ducto, pero retira la bendición de Dios»’.
XVII • Mención del herrero
1000. Jabbâb dijo: ‘Yo era herrero en la Ÿahiliya y Al-‘ás bin Wâ‘il me debía dinero; así es que fui a cobrarle. Me dijo: ‘No te pagaré hasta que re- niegues de Muhammad (B y P)’. No renegaré de Muhammad (B y P) hasta que Dios te haga morir y te resucite. Al-‘ás dijo: ‘Espera hasta que muera y resucite, se me darán descendencia y fortuna, entonces te pagaré’. Fue entonces que descendió la aleya: ¿Y te parece que, quien no cree en nues- tros signos y dice: ‘Recibiré, ciertamente, hacienda e hijos, conoce lo oculto o ha concertado una alianza con el Compasivo’? (19:77-78)’.
XVIII • Mención del sastre
1001. Anas bin Mâlik dijo: ‘Un sastre invitó al Mensajero de Dios (B y P) a una comida que le había preparado. Yo fui con el Mensajero de Dios (B y P) a esa comida. Se le presentó pan con sopa, en la cual había calabaza y carne seca; y vi al Mensajero de Dios (B y P) tomar los pedazos de cala- baza del plato. Desde entonces me gusta la cala- baza’.
XIX • La compra de bestias y asnos
1002. Ÿâbir bin ‘Abdullah dijo: ‘Acompaña- ba al Profeta (B y P) en una campaña militar y mi camello iba a paso lento y cansado. El Profe- ta (B y P) llegó a mí y dijo: «¿Ÿâbir?» Dije: ‘¿Sí?’ Me dijo: «¿Qué te pasa?» Le dije: Mi camello va a paso lento y cansino, así que me retrasé’. Él se bajó y picó a mi camello con su vara; luego me dijo: «Monta»; y monté. En seguida me vi que iba tan rápido que tenía que contenerlo para no de- jar atrás al Mensajero de Dios (B y P). Él me dijo: «¿Te has casado?» Le dije: ‘Sí’; me dijo: «¿Con una virgen o con una zayyib ?» Le dije: ‘Con una zai- yyib’. Me dijo: «¿Por qué no te casaste con una virgen para que juguetees con ella y ella jugue- tee contigo?» Le dije: ‘Tengo hermanas; por eso quise casarme con una mujer adulta que las jun- te, las peine y las cuide’. Él dijo: «Ya estás llegan- do; cuando llegues acércate a tu mujer para que tengas un hijo inteligente»; luego dijo: «¿Vendes tu camello?» Le dije: ‘Sí’ y me lo compró por una Uqiyya de oro. El Mensajero de Dios (B y P) lle- gó a Medina antes que yo llegue, pues yo llegué a la mañana siguiente. Cuando llegué fui hacia la mezquita y lo encontré en la puerta; me pregun- tó: «¿Acabas de llegar?» le dije: ‘Sí’, me dijo: «Pues deja tu camello y entra a rezar dos rak‘ât». Entré y recé. Entonces. Él ordenó a Bilâl que me pese una uqiyya de oro. Bilâl me pesó justamente y yo me fui. Luego el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Llámame a Ÿâbir». Dije: ‘Ahora me devolverá mi ca- mello y no hay cosa que odie más que ese animal’. Pero el Profeta (B y P) me dijo: «Toma tu camello y el precio que pagué por él».
XX • La compra de un camello que padece una enfermedad que le causa sed extrema
1003. ‘Abdullah bin ‘Umar relató haber com- prado un camello que padecía una enfermedad que lo dejaba extrema e insaciablemente sediento, de un hombre que lo tenía en sociedad con otro. El socio del vendedor llegó ante ‘Abdullah bin ‘Umar y le dijo: ‘Mi socio te vendió un camello enfermo con sed extrema sin informarte’. Le dijo: ‘Llévatelo pues’. Cuando el socio quiso llevárselo, Ibn ‘Umar le dijo: ‘Déjalo, pues estoy conforme con el veredicto del Mensajero de Dios (B y P) de que: «No hay contagio» (sin el permiso de Dios)’.
XXI • Mención de quien trabaja extrayendo sangre
1004. Anas bin Mâlik relató que Abû Tayba
extrajo sangre del Mensajero de Dios (B y P) , por lo que él ordenó que se le dé un sâ‘ de dátiles y ordenó a sus amos que le reduzcan sus cuotas. (Abû Tayba era esclavo y debía dar parte de su ga- nancia a sus amos).
1005. ‘Abdullah bin ‘Abbâs relató que el Profe- ta (B y P) se hizo extraer sangre y pagó a quien se la extrajo. Si esta actividad fuese ilegal, el Profeta (B y P) no le hubiese pagado.
XXII • Comerciar con algo cuyas ganancias se consideran detestables
1006. ‘Âisha, madre de los creyentes, relató que había comprado una almohada con imágenes en ella. Cuando el Mensajero de Dios (B y P) la vio se quedó en la puerta sin querer entrar. ‘Âisha agregó: ‘Por su expresión supe que estaba disgustado, así es que dije: ‘¡Mensajero de Dios! Vuelvo arrepentida ante Dios y ante Su Mensa- jero (B y P). ¿Qué pecado cometí?’ El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «¿Qué hace aquí esta almo- hada?» Le dije: ‘La compré para que te sientes so- bre ella o te reclines’. El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «La gente de estas imágenes será castigada el Día de la Resurrección; se le dirá: ‘¡Dad vida a lo que creasteis!’» También dijo: «Los ángeles no en- tran a la casa donde hay imágenes»’.
XXIII • Si se compra una cosa y se la regala inmediatamente, antes de separarse del vendedor
1007. ‘Abdullah bin ‘Umar dijo: ‘Estábamos viajando con el Mensajero de Dios (B y P) y yo montaba un camello difícil de controlar que per- tenecía ‘Umar. El camello me vencía y se ade- lantaba al grupo, luego ‘Umar lo obligaba a volver; luego se adelantaba nuevamente y ‘Umar lo obligaba a volver. El Profeta (B y P) dijo a ‘Umar: «Véndemelo». ‘Umar le dijo: ‘Ya es tuyo Mensa- jero de Dios (B y P)’. El Profeta (B y P) le repitió: «Véndemelo». Así es que ‘Umar lo vendió al Men- sajero de Dios (B y P). El Profeta (B y P) dijo: «Es tuyo ‘Abdullah bin ‘Umar. Haz con él lo que quie- ras»’.
XXIV • Lo detestable del engaño en el comercio
1008. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que un hom- bre le dijo al Profeta (B y P) que siempre lo enga- ñaban en sus compras. El Profeta (B y P) le dijo que al comprar algo diga: ‘Sin engaños’ (es decir, que tenía el derecho de devolver el producto que no le satisfacía).
XXV • Lo que se menciona sobre los mercados
1009. ‘Âisha dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Un ejército atacará la Ka‘ba; cuando estén en Al-Baydá’, la tierra se abrirá y se los tragará del
primero al último». Dije: ‘¡Mensajero de Dios! ¿Cómo se los tragará la tierra desde el primero hasta el último? ¿Y sus mercados (los comercian- tes que no combaten)? ¿Y la gente que no es de ellos?’ Él dijo: «La tierra se los tragará del prime- ro al último; luego resucitarán (y serán juzgados) según sus intenciones»’.
1010. Anas bin Mâlik dijo: ‘El Profeta (B y P) estaba en un mercado cuando un hombre dijo: ‘¡Hey Abûl Qâsim !’ Y el Profeta (B y P) se volvió hacia él. El hombre dijo: ‘Yo llamaba a éste (otro hombre)’. El Profeta (B y P) dijo: «Llamaos con mi nombre, pero no os llaméis con mi kunya»’.
1011. Abû Huraira Al-Dawsî dijo: ‘Una vez el Mensajero de Dios (B y P) salió durante el día. No me habló ni le hablé hasta que llegamos al mer- cado de los Banu Qaynuqâ’ y se sentó en el patio de la casa de Fâtima (su hija). Luego dijo: «¿Está allí el chiquillo? ¿Está allí el chiquillo?» (pregun- taba por su nieto Hasan, hijo de Fâtima y ‘Alî). Fâtima retuvo al niño un poco. Creo que lo esta- ba vistiendo o bañando. Después de un tiempo el niño salió corriendo y el Profeta (B y P) lo abra- zó y besó; y dijo: «¡Oh Dios! Quiérelo y quiere a quien lo quiera»’.
1012. ‘Abdullah bin ‘Umar relata que solían comprar comida de las caravanas en la época del Profeta (B y P). El Profeta (B y P) les prohibía que vendan la comida en el mismo lugar de la com- pra, hasta que lo lleven al mercado de alimentos. ‘Abdullah bin ‘Umar dijo: ‘El Profeta (B y P) pro- hibió que se revenda la comida comprada antes de recibirla en su totalidad’.
XXVI • Es detestable levantar la voz en los mercados
1013. ‘Abdullah bin ‘Amrû bin Al-‘Âs relató que fue preguntado por la descripción del Men- sajero de Dios (B y P) en la Torá y él respondió: ‘Claro. ¡Por Dios! Él fue descrito en la Torá por algunos de sus atributos mencionados en el Corán: ¡Oh Profeta! Te hemos enviado como testi- go, albriciador y advertidor; y como un guardián para los iletrados. Tú eres Mi siervo y Mensajero, te llamé: Al-Mutawakkil (encomendado a Dios). No eres descortés ni duro; tampoco eres de los que alborotan en los mercados. No respondes a la maldad con maldad, pero sí perdonas y toleras. Dios no lo hará morir hasta que corrija a la gente torcida haciéndoles decir: Lá iláha illa Allah (no hay más Dios sino Dios), con lo cual se abrirán los ojos ciegos, los oídos sordos y los corazones sellados’.
XXVII • El pesaje y la medición los hace el vendedor o el comprador
1014. Ÿâbir dijo: «Abdullah bin ‘Amrû bin Ha- rám murió debiendo a varias personas. Pedí al Profeta (B y P) que interceda ante sus acreedores para que le reduzcan un poco las deudas. El Pro- feta (B y P) se los pidió pero ellos se negaron. En- tonces, el Profeta (B y P) me dijo: «Vé y separa tus dátiles según las calidades; el ‘Aÿua por un lado, el ‘îdhq Zayd por otro y así; luego me llamas». Así hice y luego llamé el Profeta (B y P). Él vino y se sentó a la cabeza o en medio de los montones de dátiles y me dijo: «Mide los dátiles para los acree- dores». Yo les fui midiendo (y pagando con dáti- les) hasta que pagué todas las deudas y mis dáti- les quedaron como si no hubiese tomado nada de ellos’.
XXVIII • Lo recomendable respecto al peso y la medida
1015. Al-Miqdâm bin Ma‘d Yakrib relató que el Profeta (B y P) dijo: «Medid vuestra comida que se os bendecirá».
XXIX • La bendición que tiene el sâ’ y el mudd del Profeta (B y P)
1016. ‘Abdullah bin Zayd relató que el Profeta (B y P) dijo: «Ibrâhîm hizo de Makka un santua- rio y yo declaro a Medina un santuario como hizo Ibrâhîm con Makka. También rogué a Dios por Medina, que la bendiga en su sâ‘ y su mudd, así como Ibrâhîm lo hizo con Makka».
XXX • Lo que se dice acerca de vender alimentos y almacenarlos
1017. ‘Abdullah bin ‘Umar dijo: ‘Vi a los que compraban alimentos sin pesarlos o medirlos, ser golpeados en castigo durante la época del Mensa- jero de Dios (B y P) si los vendían antes de llevar- los a sus casas’.
1018. ‘Abdullah bin ‘Abbâs relató que el Men- sajero de Dios (B y P) prohibió que alguien venda alimentos antes de haberlos recibido. Se pregun- tó a ‘Abdullah bin ‘Abbâs: ‘¿Cómo es eso?’ Él dijo: ‘Sería como vender dinero por dinero, pues la co- mida aún no ha sido entregada al primer compra- dor (que ahora es vendedor)’.
1019. ‘Umar bin Al-Jattâb relató que el Men- sajero de Dios (B y P) dijo: «Cambiar oro por oro es usura, excepto que sea en cantidades igua- les y entregado de mano a mano. Cambiar trigo por trigo es usura, excepto que sea en cantidades iguales y entregado de mano a mano. Cambiar dátiles por dátiles es usura, excepto que sea en cantidades iguales y entregado de mano a mano. Cambiar cebada por cebada es usura, excepto que sea en cantidades iguales y entregada de mano a mano».
XXXI • No vender sobre la venta de un hermano ni regatear sobre el regateo de un hermano
1020. Abû Huraira dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) prohibió que el citadino venda lo del cam- pesino; también prohibió el naÿash . Nadie debe presionar a un comprador para que devuelva lo que compró, para poder venderle sus productos; tampoco es lícito pedir la mano de una mujer que ha sido pedida por un hermano. Y ninguna mu- jer puede provocar el divorcio de otra mujer para ocupar su lugar’.
La venta por subasta
1021. Ÿâbir bin ‘Abdullah relató que un hom- bre decidió que un esclavo sea liberado después de su muerte; pero después cayó en necesidad. Así que el Profeta (B y P) tomó al esclavo y dijo: «¿Quién me compra este esclavo?» Y lo compró Nu‘aym bin ‘Abdullah por tanto y tanto; y el Pro- feta (B y P) se lo entregó.
XXXIII • La prohibición de bai‘ al-garar y la venta de un feto en la matriz
1022. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que el Men- sajero de Dios (B y P) prohibió la venta del feto en la matriz de un animal preñado. Esta era una venta acostumbrada durante la (época de la) Ig- norancia: Un hombre compraba un camello que aún no había nacido para recibirlo cuando su ma- dre lo dé a luz.
XXXIV • El vendedor tiene prohibido ofrecer camellos, vacas o ovinos que no han sido ordeñados en mucho tiempo
1023. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Quien compra una oveja que no ha sido ordeñada por bastante tiempo deberá ordeñarla (algunas veces). Si le complace se que- dará con ella; si no le complace deberá devolverla y deberá pagar un sâ‘ de dátiles por la leche».
XXXV • La venta de un esclavo fornicador
1024. Abû Huraira también dijo: ‘El Profe- ta (B y P) dijo: «Si la esclava de alguien comete adulterio, su dueño deberá azotarla y no la recri- minará después. Si repite su fornicación su due- ño deberá azotarla y no la recriminará después. Si comete fornicación por tercera vez deberá ven- derla aunque sea por un trozo de cuerda»’.
XXXVI • ¿Podrá un citadino vender para un beduino sin recibir un pago? ¿podrá ayudarle y aconsejarle?
1025. ‘Abdullah bin ‘Abbâs dijo: ‘El Mensaje- ro de Dios (B y P) dijo: «No vayáis a encontrar las caravanas en el camino (para comprarles sus productos sin que lleguen a conocer el precio del mercado). Tampoco venderá un citadino los pro- ductos de un beduino»’. Se preguntó a ‘Abdullah bin ‘Abbâs: ‘¿Qué significan las palabras: «Tampo- co venderá un citadino los productos de un be- duino»?’ Él dijo: ‘Significa que el citadino no será agente intermediario del beduino’.
XXXVII • La prohibición de salir al encuentro de las caravanas
1026. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que el Men- sajero de Dios (B y P) dijo: «No debéis cancelar las ventas de vuestros hermanos (para beneficia- ros vendiendo), ni debéis comprar los productos hasta que llegan y se colocan en el mercado».
XXXVIII • La venta de pasas por pasas y alimentos por alimentos
1027. ‘Abdullah bin ‘Umar relató también que el Mensajero de Dios (B y P) prohibió la muzâba- na. La muzábana consiste en cambiar dátiles fres- cos por dátiles secos, en la misma medida o ven- der pasas por uvas frescas en la misma medida.
XXXIX • La venta de cebada por cebada
1028. Mâlik bin Aws relató que estaba procu- rando cambio para cien dinares; dijo: ‘Talha bin ‘Ubaydillah me llamó y discutimos el asunto hasta que aceptó cambiarme el dinero. Tomó el oro y lo volteaba entre sus manos; luego dijo: ‘Espera has- ta que mi almacenero regrese del bosque’. ‘Umar oyó todo por coincidencia y dijo: ‘¡Por Dios! No te separes de él hasta que te dé el cambio. El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Cambiar oro por oro es usura, excepto que sea inmediato y en medidas iguales»», y mencionó el resto del hadiz que ya mencionamos (Nro. 1019).
XL • Cambiar oro por oro
1029. Abû Bakra dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «No cambiéis oro por oro sino en pe- sos iguales. No cambiéis plata por plata sino en pesos iguales. Y vended el oro por plata y la plata por oro como queráis»’.
XLI • Cambiar plata por plata
1030. Abû Sa‘îd Al-Judrî relató que el Mensa- jero de Dios (B y P) dijo: «No vendáis el oro por el oro si no son equivalentes en peso; y no vendáis menos por más o viceversa. No vendáis plata por plata sino son equivalentes en peso; y no vendáis menos por más o viceversa. Y no vendáis lo au- sente (de oro o plata) a cambio de algo presente (de oro o plata)».
XLII • Cambiar dinares por dinares a plazos
1031. Abû Sa‘îd Al-Judrî también dijo: ‘El di- nar por el dinar y el dirham por el dirham (es per- mitido)’. Se le dijo: ‘Pues ‘Abdullah bin ‘Abbâs no dice lo mismo’. Entonces Abû Sa‘îd Al-Judrî dijo a ‘Abdullah bin ‘Abbâs: ‘¿Eso lo oíste del Profeta (B y P) o lo encontraste en el Libro de Dios?’ Ibn ‘Abbâs dijo: ‘Eso no lo digo yo, y vosotros cono- céis al Mensajero de Dios (B y P) mejor que yo. Sin embargo, Usâma me informó que el Profeta (B y P) dijo: «No hay usura sino en las ventas a plazos»’.
XLIII • Vender plata por oro a plazos
1032. Al-Barâ’ bin ‘Âzib y Zayd bin Al-Arqam relataron que fueron preguntados sobre el cambio de monedas y cada uno dijo: ‘Él es mejor que yo’. Y cada uno dice: ‘El Mensajero de Dios (B y P) prohibió vender plata por oro a crédito’.
XLIV • La venta de al-muzâbana
1033. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que el Men- sajero de Dios (B y P) dijo: «No vendáis las frutas hasta que estén evidentemente en buen estado y tampoco vendáis frutas frescas por fruta seca» y dijo: ‘Zayd bin Zâbit me informó que el Mensaje- ro de Dios (B y P) después permitió cambiar dá- tiles aún en los árboles por dátiles frescos o secos (bay‘ al ‘Ariyya), pero sólo permitió ese tipo de ventas.’
1034. Ÿâbir relató que el Profeta (B y P) pro- hibió vender las frutas hasta que se evidencie que están bien y que sólo se deben vender por dinares o dirhams (dinero), excepto bay‘ al ‘Ariyya.
XLV • La venta de frutas aún en los árboles por oro o plata
1035. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) permitió bay’ al ‘Ariyya si es de cinco awsuq (aprox. 675 Kg.) o menos de cinco awsuq.
XLVI • La venta de frutas antes de que su buen estado sea evidente
1036. Zayd bin Zâbit dijo: ‘Las gentes en la época del Profeta (B y P) solían venderse entre sí frutas. Cuando el comprador se presentaba para recoger su compra (cosecharla), el vendedor de- cía: ‘Mis frutas se pudrieron, mis frutas se enfermaron, mis frutas cayeron antes de madurar’ y se quejaban de alegados defectos en las frutas. Cuando se hicieron frecuentes los conflictos por ese motivo, el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «No vendáis las frutas hasta que se haga evidente que ninguna plaga las podrá arruinar» como un con- sejo por tantos conflictos suscitados’.
1037. Ÿâbir bin ‘Abdullah dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) prohibió que las frutas se vendan antes de que coloreen’. Le preguntaron: ‘¿Qué sig- nifica colorear?’ El dijo: ‘Que se pongan rojas o amarillas y ya se puedan comer’ (según las frutas que había en la región).
XLVII • Si vende las frutas antes de evidenciarse su buen estado y des- pués las azota una plaga
1038. Anas bin Mâlik relató que el Mensajero de Dios (B y P) prohibió vender la fruta hasta que esté casi madura. Se le preguntó: ‘¿Qué significa: casi madura?’ Dijo: ‘Hasta que enrojece; pues el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «¿Qué opináis si después Dios impide que madure la fruta? ¿Con qué derecho tomaréis del dinero de vuestros her- manos?»’
XLVIII • Si alguien desea cambiar dátiles por dátiles mejores
1039. Abû Sa‘îd Al-Judrî y Abû Huraira rela- taron que el Mensajero de Dios (B y P) empleó a un hombre para gobernar Jaybar y este hombre le presentó dátiles de excelente calidad. El Profe- ta (B y P) dijo: «¿Todos los dátiles de Jaybar son así?» El hombre respondió: ‘¡Por Dios que no Mensajero de Dios! Sin embargo, nosotros cam- biamos un sâ‘ de este dátil por dos de los nuestros y cambiamos dos sâ‘s de este por tres de los nues- tros’. El Profeta (B y P) le dijo: «No lo hagas. Ven- de el dátil mezclado de calidad regular por dirha- ms y compra con los dirhams el dátil de excelente calidad».
XLIX • Al-mujâdara (la venta de hortalizas o verduras antes de que se evidencie su buen estado)
1040. Anas bin Mâlik dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) prohibió Al-Muháqala (vender trigo en espigas por trigo en granos solos), Al-Mujâda- ra (vender las verduras antes de que maduren), al Mulámasa (lo que se toque se debe comprar), Al- Munâbadha (lo que le lancen debe comprar) y Al- Muzâbana (vender frutas secas por frescas)’.
L• Quien juzga según las costum- bres de los pueblos en las ventas, los alquileres, las medidas y los pesos (en los casos donde no hay un veredicto establecido)
1041. ‘Âisha relató que Hind, madre de Mu‘âwiya, dijo al Mensajero de Dios (B y P): ‘Abû Sufyân es un hombre mezquino ¿Hay algún im- pedimento de que yo tome de su dinero sin que él sepa?’ El Profeta (B y P) dijo: «Tú y tus hijos pueden tomar lo que sea reconocido como sufi- ciente y justo».
LI • La venta del socio a su socio
1042. Ÿâbir relató que el Mensajero de Dios (B y P) prescribió la preferencia de compra (Al- Shuf ‘a) al socio en toda propiedad que no se pue- da repartir. Pero, si se demarcan los límites y se disponen los caminos, no hay más preferencia.
LII • Adquisición de un esclavo de un enemigo de guerra como regalo y su manumisión
1043. Abû Huraira dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Ibrâhîm (B y P) emigró con Sâra y llegó con ella a una ciudad donde había un rey o un tira- no. Al rey se le dijo: ‘Ibrâhîm viene acompañado de una de las mujeres más hermosas que se haya visto’. El rey mandó emisarios que preguntaron a Ibrâhîm: ‘¿Quién es la mujer que está contigo?’ El dijo: ‘Es mi hermana’, luego dijo a Sâra: ‘No des- mientas mis palabras, cuando yo les dije que tú eres mi hermana, pues tú y yo somos los únicos creyentes sobre la faz de la tierra (somos herma- nos en la fe)’. Después Ibrâhîm se la envió al rey. Cuando el rey se acercaba a ella, ella hizo ablu- ción y rezó; dijo: ‘¡Oh Dios! Si realmente he creí- do en Ti y en Tu mensajero y he conservado mi sexo sólo para mi esposo, pues no dejes que este incrédulo me posea’. En eso, el rey cayó víctima de un ataque, perdiendo la consciencia y pataleando en el suelo»’.
Abû Huraira agregó: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Ella dijo: ¡Oh Dios! Si él muere dirán: ‘Ella lo mató’. Así que el hombre recuperó sus fuerzas y trató de tomarla nuevamente. Entonces, ella hizo ablución nuevamente y rezó; dijo: ‘¡Oh Dios! Si realmente he creído en Ti y en Tu mensajero y he conservado mi sexo sólo para mi esposo, pues no dejes que este incrédulo me posea’. En eso, el rey cayó víctima de un ataque, perdiendo la cons- ciencia y pataleando en el suelo»’.
Abû Huraira agregó: ‘Ella dijo: ¡Oh Dios! Si él muere dirán: ‘Ella lo mató’. Así que el hombre re- cuperó sus fuerzas. A la segunda o la tercera vez el rey dijo: ‘¡Por Dios! ¡No me enviasteis sino un demonio! ¡Devolvedla a Ibrâhîm y dadle a Aÿar (Hagar)!’ Así que Sâra volvió con Ibrâhîm (B y P) y dijo: ‘Dios humilló al incrédulo y nos dio una muchacha que nos sirva’ (e Ibrâhîm aceptó el pre- sente del rey).
LIII • Matar cerdos
1044. Abû Huraira dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «¡Por Aquél que tiene mi alma en Sus manos! Ya se acerca el tiempo en que (Jesús) el hijo de María descienda a vosotros como un go- bernante justo. Romperá las cruces, matará a los cerdos y abolirá la ÿizia . El dinero será tan abun- dante que nadie aceptará limosnas»’.
LIV • La venta de imágenes de objetos sin vida y lo que es detestable de ello
1045. ‘Abdullah bin ‘Abbâs relató que un hom- bre vino a él y le dijo: ‘¡Ibn ‘Abbâs! Yo soy un ser humano. Mi sustento depende del trabajo de mis manos. Y yo hago estas imágenes’. ‘Abdullah bin ‘Abbâs dijo: ‘No te relato sino lo que oí del Men- sajero de Dios (B y P); él dijo: «Quien hace estas imágenes será castigado por Dios hasta que les dé vida, algo que no podrá hacer nunca»’. El hombre se asustó mucho y el rostro se le puso amarillen- to. ‘Abdullah bin ‘Abbâs le dijo: ‘¡Ay de ti! Si insistes en hacer imágenes te aconsejo que hagas cosas como este árbol, objetos inanimados’.
LV • La falta de quien vende a un hombre libre
1046. Abû Huraira relató: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Dios dice: ‘Estaré contra tres personas el Día de la Resurrección:
1. Un hombre que da su palabra en mi nombre y después traiciona su palabra,
2. Quien vende a un hombre libre y come de su precio,
3. Quien emplea a un obrero y después de que obtiene su trabajo completo no le paga su remu- neración’»’.
LVI • La venta de carroña y (o) estatuas
1047. Ÿâbir bin ‘Abdullah relató haber oído al Mensajero de Dios (B y P) decir el año de la con- quista en Makka: «Dios y Su Mensajero han pro- hibido el comercio de licores, carroña, cerdos y estatuas (ídolos). La gente preguntó: ‘¡Mensajero de Dios! ¿Qué de la grasa entre la carroña? La usa- mos para impermeabilizar los barcos, los cueros y para la iluminación de la gente’. Él dijo: «No, eso también es ilícito» y agregó: «Que Dios maldiga a los judíos; cuando Dios les prohibió la grasa de los animales, la derretían y comerciaban con ella, alimentándose de las ganancias».
LVII • La venta de perros
1048. Abû Mas‘ûd Al-Ansâri relató que el Mensajero de Dios (B y P) prohibió las ganancias de vender perros, las de la prostitución y de la adivinación.
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