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XVI • La prohibición de limpiarse (después de evacuar) con excremento
125. ‘Abdullah bin Mas‘ûd dijo: ‘El Profeta (B y P) fue al excusado y me ordenó que le traiga tres piedras. Sólo encontré dos piedras y por más que busqué la tercera no la encontré; así es que tome un pedazo (seco) de excremento de equino y se lo llevé. El tomó las dos piedras y desechó el excremento diciendo: «Esto es inmundo»’.
XVII • La ablución lavando cada parte una sola vez
126. Ibn ‘Abbâs relató que el Profeta (B y P) hizo su ablución lavándose cada parte una sola vez.
XVIII • La ablución lavando cada parte dos veces
127. ‘Abdullah bin Zayd Al-Ansârí relató: ‘Que el Profeta (B y P) hizo su ablución lavando cada parte dos veces’.
XIX • La ablución lavando cada parte tres veces
128. Humrân, siervo de ‘Uzmân, relató que ‘Uzmân bin ‘Affân pidió un recipiente (con agua) y se vertió agua sobre las manos para después la- varlas tres veces. Luego metió su mano derecha en el recipiente; se enjuagó la boca y aspiró agua con su nariz y la expulsó. Luego lavó su rostro tres veces y sus manos hasta los codos tres veces. Luego se pasó la mano mojada por la cabeza y se lavó ambos pies tres veces hasta los tobillos. Lue- go dijo: ‘El Mensajero de Dios dijo: «Quien hace la ablución como yo lo hice y reza dos rak‘ât sin distraer su mente en algo más tendrá todos su pe- cados pasados perdonados»’.
129. En otra versión, ‘Uzmân dice: ‘Os relataré un hadiz que, sino fuese por una aleya del Corán, no os lo hubiera contado: Oí al Profeta (B y P) de- cir «Todo hombre que hace su ablución en buena forma y hace la oración tendrá los pecados entre esa oración y la siguiente perdonados»’. La aleya es: Quienes ocultan las pruebas claras y la Direc- ción que hemos revelado, después de habérselo nosotros aclarado a los hombres en la Escritura, incurren en la maldición de Dios y de los hom- bres (2:159).
XX Absorber y expulsar agua con la nariz durante la ablución
130. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «Quien hace la ablución debe lavar su na- riz absorbiendo agua con ella y luego expulsando. Quien se limpia, después de evacuar, lo debe ha- cer un número impar de veces».
XXI • Limpiarse con piedras (u otro material higiénico) un número impar de veces
131. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios dijo: «Si alguien de vosotros hace la ablu- ción: Que tome agua y la absorba con su nariz y que la expulse. Y si os tenéis que limpiar con piedras (después de evacuar) hacedlo un número impar de veces. Y al despertar lavaos las manos antes de meterlas en el recipiente con agua para la ablución, pues no sabéis donde ha pasado la no- che vuestra mano».
XXII • Lavarse los pies, para quien viste zapatos
132. Ibn Ÿurayÿ dijo a Ibn ‘Umar: ‘Veo que nunca tocas los pilares de la Ka‘ba sino los dos que dan al sur (al Yemen); veo que usas zapatos de cuero curtido y que tiñes tu cabello con hin- na (henna). También noté que cuando estuvis- te en Makka, la gente asumió el ihrâm al ver la luna (del mes de Dhul Hiÿÿa) mientras que tú no lo asumiste hasta el día octavo del mes (yaum al tarwia)’. Ibn ‘Umar respondió: ‘Sobre los pilares: Pues nunca vi al Mensajero de Dios (B y P) tocar sino los dos del sur; sobre los zapatos de cuero, pues, ciertamente, he visto al Mensajero de Dios (B y P) usarlos; y se lavaba los pies aún cuando vestía estos zapatos , así que me gusta usar estos zapatos. Sobre teñirme el cabello con hinna, pues sin duda que vi al Profeta (B y P) teñir su cabello con hinna y por ello me gusta hacerlo. Y sobre el ihrâm, pues yo nunca vi que el Mensajero de Dios asuma el ihrâm antes de salir hacia el haÿÿ’.
XXIII • Empezar por la derecha al ba- ñarse o hacer la ablución
133. ‘Âisha relató que: ‘El Profeta (B y P) gus- taba de empezar por la derecha al vestir su calza- do, al peinarse, al lavarse y en todos sus asuntos’.
XXIV • Procurar agua (para la ablución) cuando llega la hora de la oración
134. Anas Ibn Mâlik dijo: ‘Vi al Profeta (B y P) cuando entró la hora de la oración de la media tarde (Al-‘asr). La gente procuraba agua, pero no encontraron. Entonces, se le trajo al Mensajero de Dios (B y P) un recipiente con agua. Él introdujo su mano en el recipiente y ordenó que todos rea- licen la ablución de allí. Vi el agua brotar de sus dedos hasta que todos hicieron la ablución’.
XXV • El agua con el que algún ser humano lavó su cabello
135. Anas Ibn Mâlik relató que, cuando el Mensajero de Dios (B y P) rapó su cabeza, Abû Talha fue el primero en tomar algo de su cabello.
XXVI • Si un perro bebe de los recipien- tes de alguien de vosotros
136. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Si un perro bebe de algún reci- piente vuestro es necesario lavarlo siete veces».
137. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que: ‘Durante la vida del Mensajero de Dios (B y P) los perros solían ir y venir y orinar, en la mezquita y nunca vertieron agua sobre ello’.
XXVII • Quien opina que la ablución es necesaria sólo cuando se excre- ta algo por el ano o la uretra
138. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Una persona se considera en oración mientras está en la mezquita esperando por la oración, mientras no incurra en el hadaz».
139. Zayd bin Jâlid relató que preguntó a ‘Uz- mân bin ‘Affân sobre la persona que inicia las re- laciones sexuales pero no llega a eyacular. ‘Uzmân me respondió: ‘Debe realizar la ablución normal (wudû) como para cualquier oración, excepto que debe lavar su pene’. ‘Uzmân agregó: ‘Lo oí del Mensajero de Dios (B y P)’. Zayd añadió: ‘Pregun- té a ‘Alí, Al-Zubayr, Talha y Ubayy bin Ka‘b sobre ello y me dieron la misma repuesta ’.
140. Abû Sa‘îd Al-Judrî relató: ‘El Mensaje- ro de Dios (B y P) mandó llamar a un hombre que llegó con su cabeza goteando agua. El Profe- ta (B y P) dijo: «¿Te obligamos a apresurarte, no es así?» El ansârí respondió: ‘Sí’. El Mensajero de Dios (B y P) dijo después: «Si tienes prisa o no lle- gas a eyacular (en el acto sexual) debes hacer la ablución (wudû) ».
XXVIII • El hombre que ayuda a otro en su ablución (virtiendo el agua)
141. Al-Mughîra bin Shu‘ba relató que acom- pañaba al Mensajero de Dios (B y P) en un viaje y que el Profeta (B y P) fue al excusado. (Luego) Al-Mughîra le vertía el agua para su ablución; así que se lavó la cara y los brazos, se pasó la manos mojada por la cabeza y se pasó la mano mojada por sus medias de cuero (juffayn).
XXIX • La recitación del Corán y otras cosas despues de hadaz
142. ‘Abdullah bin ‘Abbâs relató que pasó una noche en casa de Maymûna, esposa del Profeta (B y P), su tía materna. Ella lo acostó sobre la al- mohada a lo ancho del lecho y el Mensajero de Dios (B y P) se acostó con su esposa a lo largo del lecho. El Mensajero de Dios (B y P) durmió hasta la media noche, tal vez un poco antes o un poco después; luego se despertó y se frotó la cara con su mano para quitarse el sueño. Luego recitó las úl- timas diez aleyas de la sura ‘La familia de ‘Imrân’. Luego se dirigió hacia un odre que colgaba y se hizo la ablución con esmero; luego se paró para rezar. Ibn ‘Abbâs añadió: ‘Me levanté e hice lo que él hizo; luego fui y me paré a su lado izquierdo; él me tomó con su diestra, por la oreja derecha (y me puso a su lado derecho) torciéndomela’. Rezó dos rak‘ât, luego dos rak‘ât, luego dos rak‘ât, luego dos rak‘ât, luego dos rak‘ât y luego dos rak‘ât. Fi- nalmente rezó una sola. Luego se acostó en su le- cho hasta que le llegó el llamado del muecín. Des- pertó y rezó dos rak‘ât ligeras; luego salió y rezó la oración del alba’.
XXX • Pasarse las manos mojadas por toda la cabeza
143. ‘Abdullah bin Zaid relató que un hombre le preguntó: ‘¿Puedes mostrarme cómo hacía la ablución el Mensajero de Dios (B y P)?’ Él asin- tió y pidió agua. Se vistió un poco de agua en las manos y se las lavó dos veces; luego se enjuagó la boca y absorbió y expulsó agua de su nariz tres veces. Luego se lavó la cara tres veces, y después, se lavó las manos hasta los codos dos veces. Lue- go se pasó la mano mojada sobre la cabeza, desde su frente hasta la nuca y de vuelta hasta su frente, donde había empezado y luego se lavó ambos pies.
XXXI • El uso del agua restante de la ablución
144. Abû Ÿuhayfa dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) vino a nosotros al mediodía y se le trajo agua para la ablución. La gente comenzó a reco- ger las sobras de su ablución y se la untaban por el cuerpo. El Profeta (B y P) rezó dos rak‘ât para el mediodía y dos rak‘ât por la tarde (Al-‘asr) y tenía frente a él una vara de madera (como sutra) ’.
145. Al-Sâ‘ib bin Yazîd relató: ‘Mi tía materna me llevó ante el Profeta (B y P) y le dijo: ‘¡Mensa- jero de Dios! El hijo de mi hermana tiene una en- fermedad en sus piernas’. El pasó sus manos sobre mi cabeza y rogó a Dios que me bendiga. Luego realizó la ablución y yo bebí de esa agua que usó. Me paré detrás de él y vi en sus espaldas la marca de la Profecía; era como la mancha de la perdiz’.
XXXII • El hombre que hace la ablución junto a su esposa
146. ‘Abdullah bin ‘Umar relató: ‘Los hom- bres hacían la ablución junto con las mujeres en la época del Mensajero de Dios (B y P)’.
XXXIII • El Profeta vertió el agua de su ablución sobre una persona inconsciente
147. Ÿâbir bin ‘Abdullah dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) vino a visitarme mientras yo estaba enfermo e inconsciente. El hizo la ablución y regó sobre mí el agua de la misma; y recuperé la cons- ciencia y dije: ‘¡Mensajero de Dios! ¿Con quién quedará mi herencia si no tengo ancestros ni des- cendientes vivos?’ Entonces las aleyas divinas que tratan sobre la herencia fueron reveladas’.
XXXIV • Tomar baño o hacer la ablución de un mijdab
148. Anas relató: ‘Llegó la hora de la oración; quien vivía cerca fue a su casa (a lavarse) y quedó un grupo (sentado). Entonces, se trajo un peque- ño mijdab de roca pintada con agua para el Men- sajero de Dios (B y P). El mijdab era tan pequeño que no se podía ni extender la palma de la mano en él. Y se hizo la ablución todo el grupo. Pre- guntamos: ‘¿Cuantos erais?’ Anas dijo: ‘Éramos ochenta o más’.
149. Abû Mûsâ relató que: El Mensajero de Dios (B y P) pidió un recipiente con agua; se lavó en él las manos y la cara; luego se enjuagó la boca.
150. ‘Âisha relató: ‘Cuando la enfermedad del Profeta (B y P) se agravó y la dolencia se hizo más fuerte, pidió a sus esposas que le permitan ser tra- tado en mi casa y ellas se lo concedieron. Salió, pues, el Profeta (B y P) hacia mi casa, cargado por dos hombres; sus piernas arrastraban por el suelo. Estaba apoyado entre ‘Abbâs y otro hombre’. ‘Âis- ha añadió: ‘El Profeta (B y P) dijo, después de ser llevado a su casa y que haya empeorado su enfer- medad: «Vertid sobre mí el agua de siete odres sin desatar sus ataduras, para que pueda dar algún consejo a la gente». Lo sentamos en un recipiente que pertenecía a Hafsa, esposa del Profeta (B y P); luego empezamos a rociarle el agua de los odres, hasta que nos indicó: «Habéis hecho lo que pedí». Luego salió a ver a la gente’.
151. Anas relató que: ‘El Profeta (B y P) pidió un recipiente con agua y se le trajo un recipiente con base ancha con un poco de agua y él puso sus dedos en él. Vi como el agua brotaba entre ellos’. Y añadió: ‘Calculé cuántos hicieron la ablución del recipiente y eran entre setenta y ochenta’.

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