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LII • La inmundicia que cae en la manteca y en el agua
175. Maymûna relató que el Profeta (B y P) fue preguntado sobre un ratón que cayó en manteca. Respondió: «Sacad al ratón y la manteca alrede- dor de él y echadlos. Y comed vuestra manteca».
176. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «Toda herida que el musulmán sufre en la causa de Dios aparece en el Día de la Resurrec- ción en su forma original al ser causada. Y saldra de ella sangre; con el color de la sangre y el aroma del almizcle».
LIII • Orinar en agua estancada
177. Abû Huraira relató también que el Profe- ta (B y P) dijo: «No orinéis en el agua estancada que no corre (pues) después os bañaréis en ella».
LIV • Si se pone una inmundicia o carroña sobre la espalda del orante, esto no anula su oración
178. ‘Abdullah bin Mas‘ûd relató que el Profeta (B y P) estaba rezando cerca de la Ka‘ba mientras Abû Yahl y sus compañeros se sentaban cerca. Uno de ellos dijo a los demás: ‘¿Quién de vosotros es capaz de traer las tripas del camello de tal tribu para ponérselas en la espalda a Muhammad cuan- do se prosterne?’ El más infeliz de ellos se levantó y fue a traerlas. Esperó hasta que Muhammad se prosternó y se la puso encima, entre los hombros. Dijo: ‘Yo lo vi todo pero no pude hacer nada. ¡Si tan solo hubiese tenido gente conmigo para resis- tirlos!’. Ibn Mas‘ûd añadió: ‘Se pusieron a reír y se apoyaban unos en otros. El Profeta (B y P) estaba prosternado y no levantó la cabeza hasta que Fâti- ma vino y le retiró de encima las tripas; entonces, él se incorporó y dijo: «¡Oh Dios! ¡Castiga a Qu- raysh!» Esto afectó fuertemente a Abû Ÿahl y sus compañeros, pues ellos creían que las oraciones en ese lugar eran respondidas por Dios. El Profe- ta luego empezó a mencionarlos por sus nombres: «¡Oh Dios! ¡Castiga a Abû Yahl! ¡Castiga a ‘Utbah bin Rabî‘a! Y a Shayba bin Rabî‘a y a Al-Walîd bin ‘Utba y Umayya bin Jalaf y ‘Uqba bin Abi Mu‘it.»’ –Y mencionó a un séptimo que el transmisor del hadiz olvidó–. Y añadió: ‘¡Por Dios, que tiene mi alma en Su mano! Vi los cuerpos, de quienes mal- dijo el Mensajero de Dios (B y P) caídos en uno de los pozos de Badr’.
LV • Escupir o soplarse la nariz o algo similar en la ropa
179. Anas relató que el Profeta (B y P) una vez escupió en sus ropas.
LVI • La mujer que lava la sangre del rostro de su padre
180. Abû Hâzim relató que Sahl bin Sa‘d As Sa‘îdi fue preguntado por la gente: ‘¿Cómo se curó de las heridas el Profeta (B y P)?’ Sahl res- pondió: ‘No queda nadie que sepa de ello tanto como yo. ‘Alî traía agua en su escudo y Fâtima lavaba la sangre en su cara. Entonces, tomó un poco de paja y se la quemó. Y con las cenizas se cubrió la herida’.
LVII • El siwâk
181. Abû Mûsâ dijo: ‘Fui ante el Profeta (B y P). Lo encontré limpiándose los dientes con un siwâk en su mano. Decía: «...U’... u’...» como si estuviese teniendo arcadas, mientras el siwâk es- taba en su boca’.
182. Hudhayfa relató: ‘Cuando el Profeta (B y P) se levantaba durante la noche, se limpiaba la boca con el siwâk’.
LVIII • Dar el siwâk a la persona mayor
183. Ibn ‘Umar dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Soñé que me estaba limpiando los dientes con un siwâk y dos hombre vinieron a mi, uno era mayor que el otro. Yo le di el siwâk al menor. Se me dijo que se lo dé al mayor y así lo hice»’.
LIX • La excelencia de quien va a dormir con ablución
184. Al-Barâ’ bin ‘Âzib dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Si te vas a acostar, haz la ablución que haces para tus oraciones; luego recuéstate sobre tu lado
(1) Su nombre era Hazn (tristeza) y el Profeta (B y P) lo llamó Sahl. Su sobrenombre era Abû Al-‘Abbás. Murió el año 91 H. En Medina; se dice que fue el último sahabí que murió en Medina.
(2) El siwâk es un cepillo para limpiar los dientes. Los árabes solían hacerlos del árbol del Arak.
derecho; luego di: ‘¡Oh Dios! Me entrego a Ti; en- comiendo a Ti todos mis asuntos y dependo de Ti para que me bendigas con temor y con esperan- za. No hay escapatoria de Ti ni refugio de Ti sino en Ti mismo. ¡Oh Dios! Tengo fe en Tu Escritura, la cual revelaste y en tu Profeta que enviaste’. Y si mueres en la noche, morirás, pues, en la fe natural (al fitra). Haz que estas sean tus últimas palabras en la noche». Al-Barâ’ añadió que se las repitió al Profeta (B y P): ‘Pero, cuando llegué a: ... Y en Tu Mensajero... él me corrigió y me dijo: ...Y en tu Profeta que enviaste...’.

 

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